Microsoft, una empresa que fue símbolo de innovación en sus inicios, ha consolidado su éxito inicial construyendo y defendiendo su posición competitiva, mejorando su oferta básica y manteniendo la misma estrategia a lo largo de los años. Intel, uno de los grandes innovadores en el sector de los microprocesadores, basó su trayectoria en su capacidad para ampliar progresivamente la frontera tecnológica del microprocesador sin cambiar su modelo de negocio.
Estos son dos ejemplos, citados por algunos estudiosos de innovación incremental, un tema que ha llamado recientemente la atención del ecosistema de la innovación. Porque innovar no es solo crear algo radicalmente nuevo (una actividad de por sí bastante difícil), sino también saber mejorar lo que ya existe, es decir, aumentar el carácter innovador de algo que ya existe. Esta es precisamente la distinción entre innovación radical e innovación incremental.
Veamos más detenidamente qué es y cuándo, y cómo, puede aplicarse la innovación incremental en el entorno empresarial para mejorar los procesos de producción y aumentar el negocio.
Índice de temas
Tipos de innovación
Innovación radical
La innovación radical se refiere a aquellos productos o servicios que son completamente nuevos, impensables en comparación con las soluciones anteriores, y que dan lugar a una nueva categoría de mercado. Un ejemplo clásico es Internet, que ha introducido un nuevo y revolucionario canal de comunicación. La innovación radical puede dar lugar a nuevos paradigmas tecnológicos, pero es discontinua en el tiempo y en los sectores que impregna. Suele ser el resultado de la I+D (Investigación y Desarrollo) de laboratorios industriales y/o gubernamentales. Desarrolla nuevos mercados, reduce los costes de producción, mejora la calidad de los productos existentes. Puede combinar innovaciones de producto, de proceso y de organización.
En el ensayo Disruptive Technologies: Catching the Wave, de Joseph L. Bower y Clayton M. Christensen, se analiza en detalle el impacto de una innovación radical y se sugiere cómo reconocerla y gestionarla. El hilo conductor de este ensayo es la evolución del mercado de los discos duros de una computadora, desde el mundo de los mainframes hasta los dispositivos modernos: los autores descubrieron que en esta larga evolución caracterizada por la introducción de varias tecnologías nuevas, nunca se ha dado el caso de que el actor principal de una generación haya conseguido mantener su papel en la siguiente.
Innovación incremental
Cuando hablamos de innovación incremental, nos referimos básicamente a la mejora (o adaptación) de algo que ya existe. La innovación incremental desarrolla paradigmas preexistentes, es continua (pero con ritmos diferentes en los distintos sectores) y suele ser el resultado de invenciones de ingenieros y personal de procesos. Aumenta la productividad y la competitividad de la empresa al mejorar la eficacia de la utilización de todos los factores de producción.
Innovación sustancial
Algunos analistas hablan también de Innovación Sustancial. Se caracteriza por la presencia de nuevas características que, aunque no alteran sustancialmente el uso del producto, lo hacen más rico y atractivo. Suele tener como objetivo alcanzar nuevos nichos de mercado ofreciendo una nueva mezcla de funcionalidades.
A otro nivel, es posible distinguir entre innovación de producto, de proceso y de organización.
La Innovación de Producto consiste en la mejora de un producto existente o en la creación de un nuevo producto que satisfaga las nuevas exigencias de los clientes en términos de calidad, contenido tecnológico o rendimiento, y que permita mantener una ventaja competitiva frente a los competidores.
La Innovación de Proceso favorece la mejora o la creación desde cero de un proceso de producción que permite reducir costes, mejorar la calidad u obtener nuevos productos.
La Innovación Organizativa consiste en un cambio en la estructura organizativa de la empresa con el objetivo de mejorar su gestión, adaptándose a los cambios de su actividad y de su entorno.
Innovación incremental: ejemplos
Teléfono fijo e inalámbrico
Según Alessandro Sinibaldi, director de proyectos e innovación, un buen ejemplo para entender en qué se diferencia una innovación incremental de una radical partiendo del mismo producto es el del teléfono fijo. El teléfono inalámbrico representa una innovación incremental en el sentido de que, al cortar el cable entre el transceptor y la base, proporciona una movilidad limitada dentro del hogar, pero la tecnología básica, es decir, el cable telefónico que transporta la voz, no cambia. El teléfono celular, en cambio, representa una innovación radical, ya que da una movilidad casi completa con un cambio radical de tecnología (pasa de la transmisión de la señal por cable de cobre a la transmisión por el aire).
Excavación minera
El ejemplo que da Edward de Bono en su libro Pensamiento lateral es, en cambio, el del propietario de una mina que se pregunta, en el momento en que no encuentra nada, si es preferible seguir excavando in situ (pensamiento vertical) con la esperanza de encontrar algo, o cambiar completamente de zona e ir a otra parte (pensamiento lateral).
Fibra de carbono y plásticos
Davide Reina, profesor de Bocconi, pone un ejemplo relacionado con una reciente innovación de producto: la fibra de carbono. “Un material que enseguida fue de gran utilidad para el mundo automotriz“, escribe, “porque puede reducir enormemente el peso del vehículo con el mismo nivel de seguridad, permitiendo mayores prestaciones y un menor consumo. Pero durante casi dos décadas su uso se limitó a un nicho de clientes representado por las escuderías de Fórmula 1 y Fórmula Indy, debido a los desorbitados costes de producción de las piezas.
Entonces, hace unos años, se produjo el punto de inflexión, representado por la combinación del carbono con el plástico, para fabricar una “fibra de carbono” igual de ligera pero mucho más manejable y, sobre todo, mucho más barata de producir. De ahí (de la disminución del coste) la ampliación del espectro de aplicaciones posibles con el uso de la fibra de carbono también para coches, tractores y camiones producidos en serie”.
Esta historia nos enseña”, concluye el conferenciante, “que una innovación muy útil, pero con un espectro de aplicación muy limitado, sigue siendo un nicho. Pero si esa misma innovación, por diversas razones, ve aumentar su espectro de aplicación, entonces conocerá una gran difusión y tendrá un verdadero salto de potencial en términos de mercados y clientes’.
La innovación incremental explicada por Chesbrough
Algunos expertos tienden a destacar el mayor valor de la innovación radical frente a la innovación incremental, otros defienden exactamente lo contrario. En realidad, dependiendo del contexto y del tipo de empresa, puede ser beneficioso seguir uno u otro camino.
En su libro “Open Innovation” (2003), H. W. Chesbrough, el economista estadounidense que acuñó el término y ha estudiado en profundidad la innovación abierta, relata los casos de dos empresas estadounidenses, RCA y Synoptics. La primera era líder del mercado de la electrónica de consumo en una época en la que dominaban las válvulas: la empresa dominaba totalmente esta tecnología. Sin embargo, cuando se inventó el transistor, no se dio cuenta de su potencial y decidió seguir invirtiendo en tubos de vacío. Por tanto, prefirió continuar por la vía de la innovación incremental en lugar de la radical. A causa de este error, pronto abandonó el mercado.
Un ejemplo opuesto, también relatado por Chesbrough, es el de Synoptics, una empresa que surgió de la escisión de Xerox Parc, el centro de investigación de Xerox en Palo Alto. Synoptics había inventado Ethernet sobre fibra óptica. El problema era que en aquella época el cableado era todo de cobre y cambiar a la fibra óptica significaba que un cliente tenía que reconstruir completamente la red con un desembolso económico nada desdeñable.
Por Luciana Maci
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