La nueva era de internet está llegando y cambiará por completo la forma en que las personas usamos la red y nos conectamos a través de ella. Luego del surgimiento de internet, se denominó Web 1.0 a su primera etapa, en la que quienes no poseían conocimientos técnicos y especializados únicamente podían leer y buscar contenido. Aproximadamente, duró de 1990 a 2004 y se caracterizaba por sitios web estáticos que no permitían la interacción.
Posteriormente, llegó la Web 2.0, con la cual se abrió la posibilidad para generar contenido -además de consumirlo- y crear comunidades a través de diversas plataformas: blogs, redes sociales, wikis. Y el auge de las redes sociales impulsó el uso de estas plataformas también para publicidad. Este periodo se inició en 2004 y duró hasta la actualidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las personas no se benefician del contenido que publican ni pueden monetizarlo.
¿Qué cambia con la Web 3.0?
La llegada de la Web 3.0 ofrecerá grandes beneficios para las personas, quienes tendrán un mayor control sobre su información, así como sobre la propiedad de lo que comparten virtualmente. También descentralizará el uso de la red, devolviendo el control a los usuarios en vez de a las grandes empresas tecnológicas.
La Web 3.0 o Web3 está basada en el uso de la tecnología blockchain y permitirá cambios en la manera en que interactuamos, generamos y consumimos contenido. Mientras que la primera etapa permitía sólo la lectura y la segunda, la lectura y la participación, en esta tercera etapa se añade la propiedad a las dos primeras. Sus características tendrán diversos beneficios y abrirán nuevas posibilidades:
Ganar dinero creando y consumiendo contenido
Las plataformas de la Web3 tendrán una nueva forma para almacenar la información basada en redes peer-to-peer o redes entre pares, en donde no es un servidor centralizado, quien posee el control del contenido almacenado en sus servidores, sino que una serie de registros permiten el intercambio de datos. Con estos nuevos atributos, algunas plataformas permitirán ganar dinero tanto a quienes crean contenido como a quienes lo consumen. El uso de cripto será fundamental en este punto, ya que permitirá el intercambio de divisas sin intermediarios o procesadores de pagos.
En este sentido, el navegador Brave es un claro ejemplo de cómo funcionará la Web3, ya que garantiza la privacidad al bloquear las cookies y la huella digital, protegiendo a las personas que lo utilizan. Además, permite ganar criptomonedas en caso de aceptar la publicidad de las páginas, es decir, permite obtener ingresos con solo navegar por Internet. A diferencia de la Web 2.0, en la que los anuncios publicitarios requieren gran cantidad de datos móviles, esta nueva alternativa ofrece la opción de elegir entre bloquearlos o recibir una recompensa por ellos.
Mayor accesibilidad
Gracias a que en la Web3 los contenidos están centralizados en unos pocos servidores, será más fácil acceder y compartir la información. Del mismo modo, abrirá la puerta para servicios financieros digitales que únicamente requerirán una conexión a Internet, sin la necesidad de intermediarios. Todos estos atributos darán paso a una mayor inclusión al permitir mayor diversidad entre quienes están construyendo esta nueva era.
La introducción de carteras digitales implica la posibilidad de una revolución financiera que puede ser fundamental en países con dificultades políticas o sociales. Un caso importante ha sido el uso de las divisas digitales en Ucrania, donde la tecnología blockchain posibilitó las donaciones en cripto al país para la compra de suministros médicos y equipos. Se calcula que, a febrero de 2023, Ucrania había recibido donaciones por casi 70 millones de dólares en criptomonedas, principalmente bitcoin y ethereum, de acuerdo con Chainalysis.
Control de la privacidad
El auge de las redes sociales se sostuvo principalmente por la gran cantidad de información que las personas ceden a las empresas y que luego comercializan con diversos fines, como perfilar mejor la publicidad. La Web3 otorga mayor privacidad a las personas al no ser controlada por grandes compañías que se alimentan de los datos personales; además, permite ingresar a redes sociales sin necesidad de una cuenta y contraseña diferente en cada sitio empleando la propia wallet, lo que garantiza la seguridad. Y al abandonar una plataforma, quienes la usan pueden llevarse toda su información consigo impidiendo su uso posterior.
“El Web3 permitirá ganar dinero tanto a quienes crean contenido como a quienes lo consumen”
Un ejemplo es Lens Protocol, que permite crear una comunidad de seguidores que no depende de una red social, sino que está anclada a la identidad digital de cada persona, por lo que puede trasladarse a cualquier otra plataforma, es decir: la propiedad sobre la comunidad creada es de cada persona y no de una compañía.
Mayor seguridad y transparencia
El uso de las cadenas de bloques y los protocolos de código abierto permiten rastrear la huella de quienes navegan por Internet y generan contenido, lo que ofrece a las personas la posibilidad de decidir cómo utilizar sus datos. También, una característica importante de la Web3 son los contratos inteligentes, mediante los cuáles los usuarios deciden qué información comparten y hasta cuándo lo hacen, además de garantizar la identidad de una persona con las Credenciales Verificables (VC, por sus siglas en inglés).
Un caso destacado de uso fue el de Harry Styles, quien durante uno de sus conciertos invitó a los fans a utilizar una billetera virtual que luego les permitía recibir beneficios exclusivos a través de tecnología blockchain. De esta forma, posibilita la interacción de artistas con sus fans de forma más directa y personal. Sin embargo, los usos son muy amplios y permitirán mejorar la seguridad de documentos oficiales, boletos para conciertos o de avión, así como mejorar la seguridad en los pagos.
En Bitso creemos y confiamos en las posibilidades que abrirá la Web3 para las personas y empresas, así como en el potencial para revolucionar la manera en que nos conectamos e inaugurar una nueva etapa de Internet centrada en las y los usuarios.