Una gestión empresarial adecuada es esencial para el éxito de cualquier organización. Para tener éxito, es esencial abordar las complejidades y responsabilidades asociadas a esta función con la mentalidad y la actitud adecuadas. Lo que marca la diferencia no son solo las situaciones en sí, sino también cómo las interpretamos. Una afirmación que a pesar de su tono filosófico tiene un impacto práctico tangible.
Examinemos los tipos de mentalidad más eficaces para el éxito de la gestión empresarial.
¿Qué es exactamente la “gestión empresarial”?
Antes de proseguir, demos un paso atrás para comprender mejor el concepto de gestión, un término muy utilizado pero a veces difícil de definir debido a su amplio alcance en el tiempo. Gestión empresarial significa simplemente “organización” o “administración“. En el contexto empresarial, se refiere al conjunto de actividades que incluyen planificar, organizar, coordinar, controlar y dirigir los recursos humanos, financieros y materiales necesarios para alcanzar los objetivos fijados por la empresa.
La gestión empresarial es una función fundamental en cualquier organización, independientemente de su tamaño o sector. Los directivos son responsables de tomar decisiones estratégicas, planificar actividades, prever y gestionar riesgos, adaptarse a cambios imprevistos, asignar responsabilidades, motivar al personal y evaluar el rendimiento. En una sociedad tan compleja y global como la nuestra, estas actividades requieren una serie de competencias diferentes.
En el campo de la tecnología y la informática, por ejemplo, la dirección debe hacer frente a los retos derivados de la innovación tecnológica y su rápida evolución. Para ello es necesario conocer los lenguajes especializados relacionados, a fin de poder comunicarse eficazmente con el personal técnico y comprender sus necesidades y preocupaciones. También requiere una visión extraordinaria para prever y evaluar oportunidades y riesgos, incluso los más remotos o aparentemente improbables.
Gestión empresarial y el concepto de “mentalidad”
Pasemos ahora al concepto de “mentalidad”, o “forma de pensar”. Se refiere a nuestra forma de concebir, interpretar y juzgar las cosas. La mentalidad consiste en nuestros pensamientos, opiniones, creencias y convicciones, que están influidos por nuestra cultura, antecedentes familiares y experiencias vitales. Podemos imaginar la mentalidad como una lente a través de la cual vemos e interpretamos el mundo.
La importancia de la mentalidad se extiende a todas las esferas de nuestra vida, incluida la gestión empresarial. Por lo tanto, es crucial ser conscientes de nuestra mentalidad y, si no es funcional para nuestro bienestar o el éxito de nuestras acciones, realizar los cambios necesarios.
Los dos tipos principales de mentalidad
Según la psicología, las ciencias sociales y los enfoques motivacionales y profesionales del asesoramiento y el coaching, existen distintos tipos de mentalidad. La mayoría de los enfoques coinciden en la distinción básica entre mentalidad estática y dinámica.
Mentalidad estática
La mentalidad estática asume que las habilidades y debilidades de una persona son características fijas e inmutables, determinadas de una vez por todas al nacer. Por el contrario, la mentalidad dinámica no considera las capacidades innatas, sino que las concibe como algo en constante evolución, en la que cada individuo es actor y responsable de su propio desarrollo.
Mentalidad dinámica
Este es el punto de partida fundamental para entender cómo la mentalidad puede ayudar en la práctica y tener efectos concretos en la vida cotidiana, incluida la gestión empresarial.
Gestión empresarial: la mejora continua
La mentalidad dinámica y la mentalidad de crecimiento se utilizan a menudo como sinónimos, ya que están estrechamente relacionadas. El crecimiento no puede producirse sin movimiento, y el movimiento es un requisito previo para la mejora.
El término “mentalidad de crecimiento” se atribuye a Carol Dweck, profesora de psicología en la Universidad de Stanford y autora de “Mindset: The New Psychology of Success“, un libro de 2006 que define los rasgos psicológicos y de comportamiento que sustentan el éxito.
Entre estos rasgos está la mentalidad de crecimiento, que considera que las capacidades son siempre mejorables y ve los retos, los obstáculos, los errores y los fracasos como oportunidades de aprendizaje. Estos factores se convierten en estímulos para aprender, crecer y madurar. Como dice el refrán, “de los errores se aprende”, pero solo si se tiene la mentalidad adecuada.
Un enfoque de gestión que no vea las propias habilidades como algo en constante evolución y las dificultades como oportunidades de crecimiento no tendrá ninguna posibilidad de éxito. Al contrario, un enfoque de mentalidad de crecimiento es un requisito previo esencial para una gestión empresarial eficaz.
Mentalidad de resolución de problemas
La actitud de resolución de problemas es una habilidad tan necesaria que se corre el riesgo de subestimar su importancia. La mentalidad resolutiva se caracteriza por la capacidad de identificar la causa de los problemas en lugar de buscar chivos expiatorios o dejarse abrumar por el miedo a afrontarlos.
Se trata de un enfoque pragmático y concreto basado en la acción que resulta indispensable en contextos como el entorno empresarial, donde las cuestiones críticas están a la orden del día y deben abordarse con determinación para encontrar soluciones.
Esta mentalidad también es clave para desarrollar la resiliencia, es decir, la capacidad de recuperarse de los obstáculos y superar las dificultades. Solo quien es capaz de afrontar los problemas puede superar también las derrotas. Para una persona resiliente, con mentalidad de crecimiento y resolución de problemas, las derrotas no son más que problemas por resolver, criticidades temporales.
No hay buen directivo que no tenga esta visión y no sea capaz de transmitirla a compañeros, empleados, partes interesadas y clientes, en beneficio de la propia empresa y de la huella, grande o pequeña, que dejará en el mundo.
Gestión empresarial: mentalidad innovadora y creatividad
En el contexto de una empresa del sector tecnológico e informático, la innovación es una realidad ineludible, un componente esencial que alimenta la visión a largo plazo y la propia realización de los productos y servicios ofrecidos. Sin embargo, no necesariamente todos los miembros del cuadro empresarial, incluidos los que desempeñan funciones directivas, tienen un enfoque innovador en su forma de actuar, abordar los problemas y colaborar.
A nivel directivo, una mentalidad innovadora es crucial porque permite el desarrollo de nuevas ideas y soluciones, desafía los lugares comunes y las prácticas establecidas, y promueve la experimentación. Es un enfoque que anima a pensar de forma innovadora, lo que resulta esencial en retos de gran envergadura, como suele ocurrir en las empresas tecnológicas e informáticas de vanguardia.
Creatividad Corporativa en la gestión empresarial
Según la visión de Oscar Hernández Moreno, Director de Marketing Digital & Comercio Electrónico, la cultura empresarial que apoya la creatividad se caracteriza por elementos claves:
Ambiente de Aprendizaje
Las empresas creativas adoptan una filosofía de aprendizaje de los errores y consideran el fracaso como una valiosa oportunidad para crecer.
Cooperación y Comunicación Abierta
El intercambio de ideas sin restricciones y el trabajo conjunto entre los equipos impulsan la innovación y el pensamiento original.
Tiempo para la Reflexión
Los empleados deben tener la libertad de explorar nuevas ideas y conceptos más allá de sus responsabilidades diarias.
Diversidad e Inclusión
Promover la diversidad de pensamiento conduce a una gama más amplia de ideas, potenciando la creatividad.
Reconocimiento y Estímulo
Celebrar la creatividad y la innovación, independientemente del resultado, fomenta un entorno donde la creatividad florece.
Conclusiones
En la era digital y tecnológica en la que vivimos, la capacidad de adaptación y el deseo constante de mejorar son esenciales para sobrevivir y prosperar en un mercado altamente competitivo y en constante evolución. Las empresas de tecnología y TI enfrentan desafíos excepcionales, desde la rápida obsolescencia de productos hasta la creciente demanda de soluciones cada vez más avanzadas. En este contexto, una mentalidad de crecimiento se convierte en un motor esencial de progreso.
La resolución de problemas se erige como una competencia clave en la gestión de empresas tecnológicas, ya que los obstáculos y desafíos son una constante en este ámbito. Afrontarlos con una mentalidad abierta a la innovación y la creatividad no solo permite superar las dificultades, sino también identificar oportunidades inexploradas. La innovación y la creatividad no solo son ventajas competitivas, sino que se han vuelto imprescindibles para mantenerse a la vanguardia en un mundo empresarial en constante cambio.
Por lo tanto, para las empresas en el sector de la tecnología y las TI, cultivar una mentalidad dinámica que fomente el crecimiento, la resolución de problemas y la apertura a la innovación y la creatividad no es una elección, es una necesidad. Esta mentalidad no solo impulsará la eficacia en la gestión, sino que también permitirá a estas empresas no solo sobrevivir, sino liderar en un entorno empresarial en constante evolución. En resumen, el camino hacia el éxito en este sector es pavimentado por una mentalidad que abraza el cambio, busca soluciones y da rienda suelta a la creatividad en la búsqueda de la innovación.