En la época que corre y dentro del mundo de los negocios, el tiempo se ha transformado en oro. Y es por eso que, dado sus características organizativas y de gestión, las metodologías ágiles ganan cada vez más adeptos en el ámbito empresarial. Dentro de sus grandes virtudes, se destacan su adaptabilidad a nuevas situaciones y colaboración para cumplir de forma más eficiente con los objetivos de la compañía. Ahondemos un poco en la cuestión…
Por empezar, hablemos de qué son las metodologías ágiles. Expertos dedicados a la consultoría de gestión, la tecnología y el outsourcing, describen que se caracterizan por ser “rápidas, dinámicas y eficientes”, y las describen como como un “método” que consiste en trabajar “por procesos cortos o fases, para identificar posibles problemas que surgen durante el desarrollo”.
De esta manera, agregan, se puede establecer un feedback fluido con los responsables de Negocios con el fin de que, por ejemplo, los ajustes o los cambios que sean necesarios sobre la marcha, se hagan más rápido. Asimismo, detalla que, cuando se emplean metodologías ágiles se trabaja conjuntamente con el cliente y existe un elevado nivel de comunicación entre las áreas de TI y Negocio, que trabajan como un solo equipo empujando en la misma dirección.
Éstas fueron creadas en el año 2001 para establecer prácticas renovadas destinadas a reemplazar algunos procesos tradicionales estructurados o rígidos. Desde un primer momento, estas metodologías para la gestión de proyectos fueron muy bien recibidas en los departamentos de TI.
Beneficios
Algo que se valora mucho respecto a las metodologías ágiles tiene que ver con su rápida adaptación a los cambios internos y externos. “Al desarrollarse por fases, los miembros del equipo comprueban de forma periódica su funcionamiento y calidad, además de proceder a la corrección de los posibles fallos y a la inclusión de mejoras para el producto final”, dicen los mismos especialistas.
Otro punto a destacar tiene que ver con la reducción de los costos. Esto se logra gracias a que se lleva un control total de los pasos que se seguirán, como de las estrategias y herramientas que se implementarán.
“Las metodologías ágiles permiten identificar errores durante el desarrollo del producto, lo que ayuda a las organizaciones a cumplir uno de sus objetivos principales: la reducción de costes”, deslizan desde la consultora.
Para cerrar, describen que la constante revisión junto a la integración de novedades y mejora de las características del producto generan que el resultado final “tenga una calidad mayor”.
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