Explica la diferencia Virgilio Díaz Gómez, director del Servicio de apoyo al Emprendimiento y la Innovación de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), servicio desde el que se gestiona el Parque Científico de la UC3M y se dinamiza la innovación en el parque Leganés Tecnológico.
El espacio del parque se refiere a un emplazamiento “a seis kilómetros del centro de Madrid”, según el prospecto oficial (aunque para llegar hay que hacer algunos más por un dédalo de carreteras), de unas 280 hectáreas. La Universidad ocupa una parcela central de unos 20.000 metros cuadrados, con un edificio de 4.500. No es un campus universitario, sino un centro de investigación y trabajo. Hay estudiantes que rondan por allí, que suelen ser doctorandos y postdoc ya metidos en faena. Y científicos, ingenieros y otros profesionales, implicados en los diferentes proyectos.
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110 EMPRESAS YA ASENTADAS CON ACTIVIDADES EN COMUNICACIONES, ENERGÍA, TRANSPORTE O FABRICACIÓN 3D
En lo que podríamos diferenciar como “parque tecnológico” se instalan 110 empresas, entre las que figuran dependencias de empresas bien conocidas como Thales (en su área relacionada con seguridad y defensa), Zardoya Otis, Volkswagen (que tiene un centro de formación), Iberdrola…
Entre otras, menos famosas, la ingeniería VTI se puede presentar como un caso de éxito, con espacio propio en el parque. Fundada en 2000, se dedica a movilidad y smart cities. Ofrece instalaciones para ensayos experimentales a grandes y pequeñas compañías y centros de investigación, en los ámbitos de automoción, aeronáutica, defensa, trenes y oleaje y mareas. Ha tomado parte en el desarrollo del AVE a La Meca.
AEQ se especializa en dispositivos de voz y comunicaciones, en instalaciones para radio y televisión en todo el planeta y participación tecnológica en grandes eventos deportivos internacionales de ámbito global, para transmisiones en alta definición.
Arquimea, (“empresa fundada por un antiguo alumno de la Universidad Carlos III”, subraya con orgullo Díaz), que se define como una firma de investigación e innovación. Toca muchos palos en sus actividades, algunas de ellas dedicadas a defensa. Probablemente será recordada algún tiempo por poner en marcha la Alianza Covid19, durante los primeros tiempos de la pandemia, colaborando con laboratorios y biotecnológicas para desarrollar tests, mientras en sus propias instalaciones aplicaba sus impresoras 3D a producir máscarillas. Colaboró directamente con Aena en la seguridad sanitaria de los aeropuertos españoles.
También llama la atención Silcotech, que igualmente se reivindica como empresa de innovación puntera, dedicada en particular a la fabricación aditiva (impresión 3D) con capacidad para producir piezas en materiales plásticos y de metal para automoción, electrodomésticos, industria sanitaria y prácticamente cualquier otra.
La mayoría de esas empresas, y muchas que quedan sin citar, desde servicios técnicos para minería y medio ambiente (Aitemin) hasta una cooperativa de distribución mayorista de medicamentos (Bidafarma), se integran en la asociación empresarial PCTLeganés, de la que también forma parte la Universidad.
El objetivo de la asociación (no es obligatorio pertenecer a ella) es fortalecer la investigación como elemento fundamental para la generación de conocimiento y crear un clima favorable para que las empresas encuentren todas las facilidades para desarrollar una cultura de innovación. Networking, en una palabra.
LA UNIVERSIDAD CARLOS III, DINAMIZADORA DEL PARQUE CIENTIFICO Y LA TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTO
Virigilio Díaz interpreta, además, la existencia de la asociación como una fórmula para “apoyar a startups, crear conocimiento, facilitar contactos y proyectos comunes con soluciones avanzadas”.
En su experiencia, desde la UC3M, “se generan nuevas ideas tecnológicas y de conocimiento, relacionadas con múltiples sectores”. Es una universidad multidisciplinar, no masificada, con carreras de ciencias, ingenierías, humanidades, derecho y administración de empresas. Y además planea incorporar biotecnología.
Esta amalgama educativa, con su potencial de investigación, (“hay 136 grupos de investigación en la universidad”, señala Díaz) hace que se plantee la eterna cuestión de la transferencia de conocimiento a la industria. Y es el argumento que convierte a la universidad en punto central del Parque Tecnológico.
“En la UC3M tenemos una cartera con unas 160 familias de patentes. Visitamos a las empresas y les decimos ‘tenemos esta tecnología que puede ayudarte, relacionada con esta patente’”, explica Díaz. Pueden darse todo tipo de colaboraciones, en oferta y bajo demanda de compañías que pueden requerir una investigación específica. O utilizar instalaciones de la universidad para hacer determinadas pruebas y ensayos.
Además, por supuesto, de la propia capacidad universitaria de generar empresas mediante spin-off del grupo que desarrolla una idea. En estos casos, la universidad suele compartir la propiedad intelectual.
“En el momento en que algo es patentable, el investigador conserva sus derechos intelectuales, pero los derechos industriales normalmente pertenecen a la universidad, porque la investigación se ha hecho con sus medios”, advierte Díaz. Pero, asegura, en todo caso el propósito es tratar de convertir en producto que pueda llegar al mercado toda innovación que alcanza el desarrollo suficiente.
“Sea protegido como patente o como utilidad, hacemos lo posible para comercializarlo. Buscamos a quién le puede interesar, en qué sector industrial puede ser útil y, así, haciendo una gestión comercial, establecemos un contrato, un acuerdo para formalizar la relación entre una empresa y el conocimiento que ha generado la universidad”.
LA UC3M, SEDE DE 34 SPIN-OFF Y STARTUPS QUE DESARROLLAN MULTIPLES NUEVAS TECNOLOGIAS
Por otra parte, en su actividad como semillero de empresas la sede de UC3M en el parque acoge ahora a 34, entre spin-off y startups, no necesariamente todas nacidas en su seno. Aunque suelen estar vinculadas a través de fundadores que son antiguos alumnos. De las 34, seis están participadas en un 5% por la universidad.
Varias también están relacionadas con la Agencia Espacial Europea (ESA) y su nodo de incubación BIC Madrid. Son startups como IENAI Space, que desarrolla micromódulos de propulsión eléctrica, “con líquidos iónicos”, para pequeños satélites, escalables de manera modular. Está vinculada también a Airbus. Surgió del grupo de propulsión y plasmas de la UC3M.
Mission Space construye sus propios satélites para predicción meteorológica espacial. Space Hub ensambla nanosatélites y rediseña misiles para lanzarlos y ofrecer a empresas interesadas ‘space as a service’, con procesamiento de BigData mediante algoritmos propios.
Space Engineer se ocupa de crear protecciones contra los impactos de desechos espaciales. Tinkerers Lab, también vinculada al BIC de ESA, se presenta como un laboratorio de inteligencia geoespacial y computación urbana.
Madrid Space, aunque incubada por la ESA, se ocupa de algo más terrenal como la refrigeración de dispositivos mediante diseño termo-estructural con ‘heat pipes’ producidas con impresión 3D.
Otra startup aplicada al vuelo es Axter Aerospace, que diseña propulsión híbrida y eléctrica para aviación, gestores de batería inteligentes y sistemas regenerativos y de almacenamiento de energía…
Pero la innovación que se genera a partir de la vertiente ‘científica’ del parque tecnológico de Leganés se amplía a muchos otros campos de acción con verdadera vocación disruptiva.
Por ejemplo, Plantae, que desarrolla tecnología inalámbrica aplicada a la jardinería y agricultura de precisión, para optimizar el riego.
Relacionada también con la agricultura de precisión, Drone Hopper diseña aeronaves no tripuladas. Y drones con alta capacidad de carga para la lucha contra los incendios, en operaciones diurnas y nocturnas.
Canard Drones ofrece sus aeronaves no tripuladas para calibrar los sistemas de ayuda a la navegación aeroportuarias.
4D-Biomap, surgida como un proyecto de investigación de la universidad con impulso del Consejo Europeo de Investigación (ERC), estudia comportamientos celulares a partir de campos magnéticos, utilizando polímeros magneto activos. Es un desarrollo que permite analizar, por ejemplo, la actividad cerebral al sufrir un impacto.
Gas & Go es una iniciativa que trata de promover el uso del gas natural (tal vez este no sea su mejor momento) como combustible alternativo.
Bitergia aplica métrica de datos para analizar proyectos de desarrollo de software, analizando cuantitativamente las trazas dejadas en sus repositorios.
Sensia, un spin-off de la UC3M, optimiza tecnología IR para resolver problemas inherentes a los sistemas convencionales de termografía.
EB2 (Evidence Based Behavior) trabaja con inteligencia artificial y tecnologías móviles para mejorar el bienestar emocional, la salud laboral y el cuidado de pacientes. Aplica patrones de comportamiento para establecer diagnósticos.
También ionIDE Telematics trabaja en la mejora de la experiencia de pacientes ingresados en hospital, digitalizando la cama, para añadirle opciones de ocio y comunicación. Además, trabaja en la digitalización de historiales médicos.
Con un enfoque diferente, igualmente aplicado a la salud, el spin-off Inrobics utiliza robótica social inteligente e IA para rehabilitación, para ayudar a niños con desórdenes de comportamiento y acompañamiento de ancianos.
Aptent se propone acercar la cultura y la educación, desarrollando tecnología para la accesibilidad a la comunicación. Produce sistemas de subtitulación móviles, que pueden ayudar, por ejemplo, a seguir una representación teatral.
Polar construye estructuras desplegables portátiles para energía solar, dispositivos eléctricos para transporte logístico, sistemas de desinfección por ultravioleta y diseño de prototipos digitales…
El abanico de tecnologías innovadoras que se desarrollan bajo el paraguas de la UC3M es muy amplio. Y todos los emprendimientos cuentan, detalla Virgilio Díaz con una serie de servicios aportados por la universidad.
SERVICIOS COMUNES Y LA IMPORTANCIA DE APRENDER A HACER DEL EMPRENDIMIENTO UNA EMPRESA
Empezando por el alojamiento en su edificio, con un coste muy reducido. “Disponen de salas de reuniones, cafetería, módulos de laboratorio, oficinas, aparcamiento…”. El alojamiento tiene un precio, pero no es lo mismo para una startup que para una empresa que ya alcanza una cierta dimensión.
Además, las startups encuentran en los programas de incubación y aceleración “ayuda para la busca de financiación, públicas o de empresas, becas y ayudas de organismos internacionales como el ERC. Tienen facilidades para hacer pruebas de concepto, asesoría legal y para patentar, una red de contactos y asesoramiento para crear un plan de negocio”.
A esto último le da gran importancia Díaz. Los proyectos que aspiran a buscar la ayuda de la UC3M no pueden ser unipersonales, “ha de ser un equipo”, dice. Y construir un plan de negocio es algo tan esencial como tener una idea tecnológica disruptiva.
Por eso insiste en que la actividad multidisciplinar de la universidad incluye, en el área de la innovación, aprender a hacer empresa: “Tenemos una actividad de desarrollo empresarial y emprendimiento, lo fomentamos y apoyamos. Hay cosas que no se ven desde las carreras y grados [incluidas las relacionadas con derecho o administración de empresas] y por eso desarrollamos actividades de emprendimiento, para sensibilizar a los alumnos. Algunos nunca antes han oído hablar de ello”.
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