La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (conocida como FAO por sus siglas en inglés y dedicada a erradicar el hambre y la malnutrición en el mundo), en un informe reciente llamado “El futuro de la alimentación y la agricultura: Tendencias y desafíos” narra que hay algunos asuntos importantes que resolver en el futuro inmediato en lo que respecta a la generación de alimentos, y también cómo hacerlo. Resumiendo, la FAO explica que se han vuelto inviables las técnicas ortodoxas de cultivo, y que es imprescindible adoptar nuevas formas para las economías rurales y para administrar los recursos naturales.
Para ello, el informe concluye que será vital el uso de la agrotecnología. Hay que considerar que el Banco Mundial estima que la agricultura es un sector muy grande en términos numéricos: mueve más de tres trillones de dólares a nivel global, lo que la convierte en una de las actividades más importantes.
Si atendemos a la revolución digital que se viene dando desde fines del siglo XX, concluiremos que estamos ante una auténtica transformación en la forma en que obtenemos, transmitimos y procesamos los datos. Esto ha dado lugar, entre otras cosas, a empresas emergentes que trabajan fundamentalmente con herramientas informáticas. Gracias a estos fenómenos puede tener lugar la agrotecnología, que incorpora procedimientos novedosos como el internet de las cosas (término que nombra el hecho que los objetos nuevos sean fabricados con acceso propio a la red).
El campo, digitalizado
Aplicado a la agrotecnología, el internet de las cosas permite técnicas tan diversas y nuevas como la detección de plagas campestres, monitorear cultivos mediante aplicaciones, usar drones para recabar datos, implementar visión artificial para la detección de inconvenientes en los productos y sus recipientes, la utilización de datos masivos para optimizar la relación comercial, o comerciar digitalmente verduras frescas.
Esto hace que surjan otros elementos para administrar la industria agroganadera, tales como la digitalización de sus actividades y de la comida que producen. De esta manera, emerge un paradigma nunca antes visto para la producción agroganadera (más que nada para las pymes del sector).
Como se ve, hoy en día hasta el campo está vinculado a la revolución internáutica. La actividad agropecuaria también necesita de la ayuda de la digitalización para un funcionamiento más óptimo y aumentar su rentabilidad, de modo tal que pueda adaptarse al contexto actual mundial.