Las empresas se encuentran en una encrucijada: por un lado, saben que si no invierten en tecnología su competitividad a largo plazo podría correr peligro, pero también son conscientes de que deben cuidar su flujo de caja para no ingresar en un terreno de “turbulencia económica”.
Claramente, lo que se está evidenciando aquí es una tensión corporativa entre la aceleración de la trasformación digital y el control de costos. Por eso, bajo este escenario es fundamental que los directores Financieros (CFO) y los CIO de las compañías trabajen en conjunto de aquí en más para impulsar resultados significativos y hacer un análisis global de lo que verdaderamente necesitan las organizaciones para las cuales se desempeñan.
No obstante, es cierto que la colaboración interfuncional, si no se lleva a cabo una buena gestión y no hay un acompañamiento de datos, puede convertirse de la noche a la mañana en un intercambio de culpas entre las dos áreas.
Una relación tensionada
Un estudio de Deloitte realizado en EE.UU, CFO Signal, dejó en claro qué piensan los altos directores financieros sobre el gasto en tecnología, el valor empresarial y el rendimiento. Lo impactante fue que solo el 5% de los relevados manifestó estar “muy satisfecho” con la función de TI de su empresa.
Por otro lado, también sostuvieron que la falta de talento, de estandarización y la asociación empresarial son tres grandes desafíos que deben afrontar los CIO. En ese sentido, destacaron que resulta clave “contar con las personas adecuadas en TI que sepan cómo añadir valor”. Sin embargo, dejaron en claro que no es algo que esté ocurriendo: “Observamos una escasez de profesionales de la tecnología con un conocimiento profundo del negocio al que intentan dar soporte”, expusieron.
Para cerrar, expusieron la necesidad de que, quienes se desempeñen en funciones de TI, se destaquen por su agilidad, responsabilidad y perspicacia empresarial.