Si alguien quiere saber cómo resolver un problema medioambiental y sacar rédito en el proceso, Kilimo tiene la respuesta. Se trata de un emprendimiento nacido en Argentina que asegura la producción de alimentos en diversos lugares mediante el uso de inteligencia artificial, que sugiere a los productores agropecuarios el momento propicio de riego y la cantidad de agua adecuada para su sembrado.
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Salvando al mundo con innovación
Concretamente, calcula cuánto líquido consume una plantación por día usando datos masivos provenientes del monitoreo satelital, meteorológico y de campo. Así, se puede economizar un 30% del recurso hídrico de manera simple, segura y sostenible.
Kilimo fue fundada por programadores que en un inicio no tenían capital, y ahora ya opera en Argentina, Chile, Perú y México con más de 200 clientes. Todos dentro de la empresa saben que el agua es imprescindible para que haya alimento, y que solo el 0,025% de la disponible en el mundo es potable.
El enorme diferencial de Kilimo es que, con ella, los plantadores no precisan de ir hasta sus parcelas para conocer lo que sucede allí o qué hacer, ya que ahora pueden saber cuántos litros de riego les hacen falta para desarrollarse óptimamente sin estudiar datos complejos.
A su vez, la agtech ofrece un equipo de soporte virtual absoluto a los productores para cualquier asesoramiento necesario, un servicio que cuesta US$60 anuales por hectárea para cultivos intensivos y US$14 semestrales para cultivos extensivos. Hoy su solicitud promedio es de US$3.800 anuales.
Lo que les espera
Sus planes futuros son coherentes: quieren vender el primer trato de financiamiento climático de agua. O sea, abonarles a los productores para que consuman menos agua. Porque si bien la Pampa húmeda no suele tener problemas serios en este sentido, el resto de Argentina sí está en riesgo mayor de padecer sequías cada vez más fuertes.
Y no solamente hay problemas en las llanuras, sino que el cambio climático reduce también el agua disponible en las montañas andinas. En Kilimo son bien conscientes de que el agua tendrá un valor cada vez más alto en el mercado, y trabajan para que se la cuide como corresponde.
Cabe destacar que la empresa no posee oficinas físicas, pero aun así tiene 60 empleados e incluso el Banco Interamericano de Desarrollo ha invertido en ella. Además, cuenta con academias de riego, que son cursos transmitidos en vivo a cada uno de los cuales se conectan unos 200 agricultores (quienes no necesitan abandonar sus campos para instruirse en el tema). Mientras esperan seguir creciendo, gracias a Kilimo ya se ahorraron 70.000 millones de litros de agua.
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