Análisis en profundidad

¿Bienestar o alienación? El impacto de la tecnología en nuestras vidas

Mejoras concretas, esperanzas, pero también temores y ansiedades. ¿El impacto de las tecnologías en nuestras vidas y en la sociedad en general es beneficioso o perjudicial? Puede parecer una pregunta obvia, pero no lo es. Sobre todo, todo depende de cómo los gobiernos y las empresas afronten la transición hacia una fuerte adopción de las tecnologías más innovadoras. El estudio Tech for Good. Reducir los trastornos, mejorar el bienestar, por el McKinsey Global Institute.

Actualizado el 24 Ene 2023

efectos de la tecnología en la sociedad

¿Bienestar o alienación? Estos son los dos extremos de una hipotética escala para medir el impacto de la innovación tecnológica en la vida de los seres humanos y en su entorno. Lo que hace compleja la definición de esta escala son los contenidos, objetivos pero sobre todo subjetivos, con los que poblamos uno u otro término y el valor que le damos a estos contenidos. En consecuencia, cualquier innovación tecnológica que cambie una situación determinada puede provocar esperanzas y temores o ansiedades. Siempre ha sido así, como demuestran las reflexiones de los filósofos que han debatido la cuestión desde la antigüedad (pensemos en el concepto de “techne” en Sócrates o en los diálogos de Platón), pero si la dualidad de la tecnología ha existido siempre, ¿por qué está tan de actualidad este debate? La respuesta es obvia: porque la tecnología impregna todas nuestras vidas, incluso cuando no somos conscientes de ello. Su ubicuidad la convierte en una herramienta extremadamente poderosa para facilitar el cambio, para bien y/o para mal.

Como apasionado de la tecnología, tiendo a ver sus impactos positivos más que los negativos, pero desde luego no niego estos últimos, especialmente los que inducen a la exclusión, la marginación y acentúan las desigualdades. Por eso me ha parecido muy interesante leer el estudio Tech for Good. Smoothing disruption, improving well-being del McKinsey Global Institute (MGI), que continúa una senda que ha producido otros estimulantes análisis como A Future that Works. Intentaré resumir aquí los conceptos principales, pero recomiendo leer el artículo completo.

La tecnología no es ni buena ni mala, pero…

Como señala el estudio, la adopción de tecnologías avanzadas, principalmente la automatización inteligente y la inteligencia artificial, además de contribuir al aumento de la productividad y del PBI, puede mejorar el bienestar de los individuos y de la sociedad en general (piénsese sólo en la movilidad o la salud), pero también puede tener efectos desestabilizadores en la sociedad (desde el desempleo hasta el estrés inducido por el aumento de la intensidad del trabajo). Por lo tanto, hay que partir de dos premisas:

1° La tecnología no es intrínsecamente buena o mala y produce resultados positivos o negativos dependiendo de cómo se utilice.

2° La tecnología por sí sola no mejorará la vida de la humanidad en su conjunto.

De ello se desprende que se necesita una visión, una dirección. “Hay que hacer hincapié”, afirma el estudio, “en el crecimiento impulsado por la innovación y en la gestión cuidadosa de la mano de obra y otras transiciones asociadas a la adopción y difusión de la tecnología… La tecnología no tiene propósito propio, sus efectos son impulsados por las decisiones y acciones humanas… los responsables políticos y los líderes empresariales deben establecer una agenda de desarrollo que mitigue algunos de los efectos negativos de la adopción de la tecnología, tanto a corto como a largo plazo”.

El estudio aporta de inmediato dos elementos para apoyar el establecimiento de esta “agenda”: Mientras que la tecnología ha contribuido de forma significativa al crecimiento del bienestar en Europa y Estados Unidos durante los últimos 40 años, el análisis del MGI (basado en más de 600 casos de uso) sugiere que, para la próxima década, el crecimiento del bienestar podría continuar en la misma trayectoria sólo en la medida en que el enfoque se centre en el crecimiento impulsado por la innovación y no exclusivamente en la reducción de la mano de obra y el ahorro de costs a través de la automatización; el segundo elemento de reflexión es que la difusión de la tecnología va acompañada activamente de un aumento de la movilidad laboral y de la necesidad de nuevas competencias, por lo que es necesario un fuerte compromiso con la formación, pero también pueden ser necesarias medidas de apoyo salarial.

Un fantasma recorre el mundo… el empobrecimiento de la clase media

En pocas palabras, y disculpando a los estudiosos de la historia económica, puede decirse que la mayor prosperidad que ha caracterizado a las sociedades occidentales desde el siglo pasado (si las guerras lo permiten) está fuertemente correlacionada con el nacimiento y el crecimiento de una clase media. Una clase media que, por un lado, se ha poblado de aquellos hijos del proletariado que han podido aprovechar ampliamente la escala social, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, y, por otro, que consume lo que la industrialización produce, creando ese círculo virtuoso en el que se basa nuestra sociedad (omito aquí el tema, aunque muy importante, de un medio ambiente cada vez más amenazado por el consumismo que se deriva de este círculo, desde este punto de vista todo menos virtuoso).

Pero este mecanismo se ha atascado en los últimos 10-15 años. La digitalización de la economía y el aumento de la automatización han contribuido a la polarización de los ingresos entre los trabajadores altamente cualificados y los poco cualificados y han ejercido presión sobre los salarios y el empleo en la clase media. Según un estudio estadounidense, cada robot adicional por cada mil trabajadores empleados redujo la relación empleo/población en unos 0,18-0,34 puntos porcentuales y los salarios en un 0,25-0,5%. El desempleo inducido por la tecnología tiende a afectar de forma desproporcionada a los trabajadores poco cualificados, pero el listón de la cualificación, gracias sobre todo a las tecnologías de inteligencia artificial, es cada vez más alto. Categorías cada vez más amplias de trabajadores que hasta ahora han poblado la clase media (abogados, contadores, pero también médicos de cabecera, etc.) corren el riesgo de que sus competencias, que podríamos llamar básicas y no bajas (es decir, en todo caso indispensables para escalar a otras superiores), sean realizadas por robots.

Como señala el estudio del MGI, muchas personas se sienten explotadas por esta situación, lo que se traduce en un aumento de la incertidumbre sobre el futuro, pero, sobre todo, este desequilibrio rompe el “pacto social” en el que se han basado las economías avanzadas durante el último siglo. “Si crees que el trabajo duro da sus frutos, entonces trabaja duro. Si crees que es difícil salir adelante incluso cuando lo intentas, entonces ¿por qué intentarlo?”, informa el estudio, citando Hillbilly Elegy (el libro de 2016 sobre esa clase media estadounidense empobrecida que votaría masivamente a Trump), y luego continúa: “Si la clase media se caracteriza por la aspiración de avanzar en la vida a través de la educación y el trabajo duro, entonces tenemos que entender por qué esa narrativa se ha roto, ya que sustenta nuestras sociedades.”

¿PBI o no PBI? Qué parámetros para medir el impacto de la tecnología

Las comparaciones del nivel de vida a lo largo del tiempo y entre países se han basado a menudo en la medición del PBI per cápita, ajustado al poder adquisitivo. Pero, como ya se sabe, el PBI no es un indicador válido para medir efectivamente el nivel de bienestar de una sociedad.

Por ello, el estudio del MGI se basa en diferentes metodologías que utilizan también indicadores alternativos al PBI para medir el progreso económico y social, destacando que la verdad común que todos los enfoques ponen de manifiesto es que, en una economía compleja, la satisfacción vital está determinada por múltiples componentes positivos y negativos, que a su vez afectan a los distintos individuos de manera diferente; por ello, necesitamos métodos que vayan más allá de los simples agregados.

El MGI divide los factores que considera que contribuyen a la medición del bienestar en cuatro grupos:

  • el primero se refiere a la prosperidad económica básica, percibida por los individuos a través de la seguridad en el empleo y el nivel de vida material, sobre todo en términos de poder adquisitivo de sus salarios: factores entre los que también se incluye la educación por su importante influencia en la prosperidad de las personas a lo largo de su vida;
  • El segundo grupo de factores tiene en cuenta los aspectos de la vida que se sabe que contribuyen al bienestar individual, además de la prosperidad económica: la salud, la seguridad, la vivienda y la conexión social. La última se refiere al papel crucial que desempeñan las relaciones en la determinación de la felicidad de las personas, en línea o fuera de ella, en casa, en el trabajo o en la comunidad;
  • El tercer y cuarto grupo operan menos a nivel individual y más a nivel social. La sostenibilidad, tanto económica como medioambiental, es una consideración importante para que las tendencias instintivas de los seres humanos de priorizar las ganancias a corto plazo y descartar los riesgos futuros no causen daños a largo plazo. Por último, el tejido de la sociedad depende fundamentalmente de la percepción de la equidad, que se refleja en la medida en que todos los miembros se benefician de sus derechos y tienen igual acceso a las oportunidades.

En cuanto a la cuantificación del peso de cada uno de los factores, el estudio señala que es ciertamente tentador intentar asignar pesos, y muchos de ellos pueden medirse fácilmente, pero el análisis de los más de 600 casos analizados muestra de forma abrumadora que: todos son importantes, están muy interconectados y se ven afectados directa o indirectamente por otros factores.

Tecnologías con alto potencial para “crear bienestar”

El análisis del MGI sobre el impacto de las tecnologías en el bienestar humano y social, Tech for Good, se basa en la selección de un subconjunto de tecnologías que han experimentado una fuerte aceleración en su adopción (las 3 primeras son las de mayor impacto, véase la figura 4):

  • Big data, analítica e inteligencia artificial.
  • Conectividad y plataformas, bajo las cuales se agrupan las plataformas digitales, de Internet móvil y en la nube.
  • La robótica, que incluye tanto la robótica avanzada, cada vez más capaz de mejorar las capacidades humanas en el trabajo, como la robótica tradicional, en la que las máquinas reproducen acciones humanas repetitivas, así como los vehículos autónomos y semiautónomos.
  • La Internet de las cosas, que utiliza redes de sensores y dispositivos para recoger datos y optimizar los procesos.
  • La realidad virtual y la realidad aumentada, un entorno artificial creado con software y hardware que, en el caso de la realidad aumentada, ofrece la posibilidad de superponer información digital en escenarios del mundo real.
  • Fabricación digital, incluida la impresión 3D.
  • Nuevos materiales y biotecnologías, incluidos los materiales avanzados como los nuevos materiales ligeros y la genómica de nueva generación.
  • Las tecnologías limpias consisten principalmente en fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, apoyadas por dispositivos de almacenamiento de energía.

6 factores relevantes para las “tecnologías para el bienestar

Por ello, el estudio se centra en seis factores y cuantifica su impacto tecnológico: seguridad laboral, nivel de vida material, salud y longevidad, educación, sostenibilidad medioambiental e igualdad de oportunidades. Estos son los factores que están experimentando un cambio más rápido y son también aquellos en los que la tecnología puede tener algunos de los mayores impactos, tanto positivos como negativos.

El análisis de cada factor es muy detallado y tuve que tomar una decisión: resumir al máximo el análisis de cada factor con un alto riesgo de banalización o centrarme en uno, dejando que los demás se lean en el estudio completo. He optado por centrarme en el tema de la seguridad laboral.

Seguridad laboral

La investigación muestra que la seguridad en el empleo (que incluye estar desempleado o preocuparse por el riesgo de desempleo) tiene un efecto asimétrico en el bienestar: mientras que el empleo no se asocia con un fuerte efecto en la satisfacción vital, la pérdida de empleo o el no empleo tiene un impacto muy negativo y duradero en la satisfacción vital, especialmente cuando está relacionado con la pérdida de ingresos.

El estudio señala que la innovación tecnológica ha creado en el pasado puestos de trabajo al garantizar salarios más altos, pero también los ha destruido al sustituirlos por máquinas: aunque los efectos a largo plazo son positivos, a corto plazo pueden ser devastadores.

Compartir plataformas y procesos de toma de decisiones basados en la inteligencia artificial puede aumentar la velocidad y la eficacia de la innovación en las empresas. Como también hemos destacado en otros artículos: “Más que una amenaza o una oportunidad, la inteligencia artificial es una necesidad”) la rápida creación de nuevos y mejores productos y servicios no sólo beneficiará a los consumidores, sino que también creará más demanda de trabajo y compensará parte de la reducción de la demanda debida a la automatización. Al mismo tiempo, el efecto de estas y otras tecnologías puede tardar en hacerse tangible, mientras que el impacto de la pérdida de puestos de trabajo puede sentirse más rápidamente.

El MGI señala tres pasos clave relacionados con la seguridad laboral y la adopción de la automatización y la inteligencia artificial que habrá que abordar:

  • En primer lugar, es probable que millones de trabajadores tengan que cambiar de empleo: el estudio calcula que alrededor de 75 millones de personas en todo el mundo tendrán que hacerlo de aquí a 2030 si la tendencia de adopción de la automatización se sitúa en un escenario medio; si el ritmo de adopción es mayor, los cambios de empleo podrían afectar hasta a 375 millones de personas, es decir, alrededor del 14% de la población activa mundial.
  • En segundo lugar, los trabajadores necesitarán diferentes habilidades. La demanda de habilidades sociales y emocionales, como la comunicación y la empatía, crecerá casi tan rápido como la demanda de muchas habilidades tecnológicas avanzadas. La automatización también estimulará una creciente necesidad de habilidades cognitivas de alto nivel, en particular el pensamiento crítico, la creatividad y el procesamiento de información compleja. Muchas empresas ya consideran que la escasez de personal cualificado es una prioridad absoluta, y casi dos tercios de las empresas encuestadas creen que al menos el 25% de su plantilla tendrá que ser reciclada o sustituida en los próximos cinco años.
  • En tercer lugar, los lugares y procesos de trabajo cambiarán a medida que más personas trabajen junto a las máquinas. Esto supondrá un reto tanto para los trabajadores individuales, que tendrán que reciclarse, como para las empresas, que deberán ser más adaptables. Estos cambios pueden no ser fáciles de aplicar y podrían crear importantes fricciones en la economía. Este riesgo de desajuste es real, ya que la automatización afectará a muchos sectores y zonas geográficas simultáneamente.

A continuación, el estudio trata de entender cómo la tecnología puede reducir el riesgo para la seguridad laboral.

En primer lugar, dice, las plataformas de colaboración y las soluciones de comunicación desempeñan un papel facilitador: se pueden utilizar para la captación masiva de ideas, para ayudar a compartir conocimientos en múltiples lugares y para crear espacios eficaces de colaboración. La innovación también se puede fomentar si los gobiernos adoptan plataformas digitales, siguiendo el ejemplo de países como Estonia, que facilitan la creación y el registro de una empresa. Además, la tecnología es la base de las prácticas de trabajo inteligente que permiten a las empresas reasignar los recursos humanos, minimizando el tiempo y los costes de los desplazamientos, y a los trabajadores adaptar el trabajo a sus necesidades.

También en el proceso de búsqueda de empleo, las plataformas digitales y la inteligencia artificial pueden tener un impacto positivo y utilizarse para mejorar las posibilidades de que los solicitantes de empleo encuentren oportunidades que se ajusten a sus habilidades y preferencias. Para los empleadores, las tecnologías de concordancia de talentos pueden mejorar la productividad de los trabajadores y proporcionar ahorros en términos de contratación, formación, incorporación, etc.

Posibles escenarios del impacto de las tecnologías en el bienestar

Para entender el impacto de las tecnologías en nuestra calidad de vida, tanto a nivel individual como en el contexto social, el estudio plantea cuatro posibles escenarios basados en la diferente declinación de Tech for Good a lo largo de dos dimensiones clave (figura 5):

  • el primero, el eje x, se refiere al objetivo principal de la adopción de la tecnología, donde en ambos extremos están la reducción de costes y la innovación. En un extremo, las empresas pueden optar por utilizar la tecnología principalmente para la reducción de costes, la eficiencia de la producción, la automatización y la sustitución de la mano de obra. Este enfoque es más probable si los gobiernos limitan el apoyo o incluso se resisten a la adopción de la tecnología impulsada por la innovación, incluso a través de la regulación restrictiva y la falta de legislación básica.

En el otro extremo, las empresas pueden dar prioridad a la adopción de tecnología impulsada por la innovación y centrada en la creación de nuevos productos y mercados, invirtiendo en inteligencia artificial complementaria centrada en el ser humano y mejorando las competencias de la mano de obra. Esta posición es más probable si los gobiernos apoyan y fomentan la I+D, aumentando el rendimiento de la inversión en innovación.

Estas decisiones influirán en gran medida en la medida en que el desplazamiento de puestos de trabajo se vea compensado por la creación de nuevos empleos.

  • El segundo, el eje Y, se refiere a si la transición en la adopción de la tecnología es gestionada de forma proactiva o reactiva por los gobiernos y las empresas. Este eje, explica el estudio, representa el grado en que la adopción de la tecnología y las transiciones que provoca son gestionadas de forma proactiva tanto por el gobierno como por las empresas. Si se presta poca atención al reciclaje, la movilidad laboral y la adecuación del talento, o si estos esfuerzos no se optimizan mediante el uso de la tecnología, aumentan los costes de transición, las externalidades negativas y los riesgos de interrupción. En cambio, el apoyo activo para gestionar las transiciones en el mercado laboral puede facilitar el camino tanto a los individuos como a las empresas. Esto no sólo reducirá la cantidad de trastornos y riesgos que sienten los trabajadores, sino que también mejorará el capital humano y reducirá la escasez de competencias, aumentando aún más la productividad y el crecimiento. Es probable que estas opciones determinen conjuntamente la medida en que los trabajadores pueden adquirir nuevas competencias para el futuro y una mano de obra flexible puede absorber algunos de los impactos del desplazamiento de puestos de trabajo.

Las combinaciones posibles son numerosas, pero el estudio se centró en los cuatro escenarios de la figura 5 que combinan la polarización de las dos dimensiones.

En definitiva, la estrategia adoptada por los gobiernos es crucial: en el eje Y, los gobiernos desempeñan un papel clave en el apoyo a la investigación y el desarrollo, y en el eje X, sus prácticas de contratación pueden estimular la adopción de la tecnología en los servicios públicos. Los gobiernos también pueden garantizar una importante base de infraestructuras que van desde la banda ancha y la ultra banda ancha hasta el despliegue de identificaciones digitales y datos abiertos.

El papel de las empresas es igualmente decisivo: al centrar la adopción de tecnología en la innovación, la creación de nuevos productos y mercados, según el estudio, aumenta la productividad total de los factores y, a través de la dinámica de salarios más altos y bienes y servicios de mayor calidad, estimula aún más la demanda. En otras palabras, aunque puede haber efectos indeseables en la forma de dividir el “pastel” económico, el tamaño del “pastel” aumenta. Normalmente, según el MGI, esta demanda adicional supera con creces la reducción de las necesidades de mano de obra por unidad de producción: a medida que las empresas se expanden y se benefician de la adopción de la tecnología, difunden las ganancias a través de las cadenas de suministro a las pequeñas y medianas empresas de su órbita.

Pero incluso en el mejor de los casos, con el máximo compromiso de gobiernos y empresas, el tipo de trabajo necesario cambiará significativamente. Para obtener los resultados positivos del cuadrante “Tecnología para una vida mejor”, las empresas y los gobiernos tendrán que reciclar una gran parte de la mano de obra para prepararla mejor para la cambiante combinación de competencias y procesos empresariales.

El cuadrante superior derecho, Tecnología para una vida mejor, es el mejor resultado, tanto en términos de ganancias hipotéticas del PBI como de impulso potencial del bienestar. Este escenario, explica el estudio, combina la cooperación pública y privada para acelerar la innovación basada en la tecnología en todos los sectores, con especial atención a la salud, así como a la IA y otras tecnologías complementarias al trabajo humano que buscan “aumentarlo” en lugar de sustituirlo. Estas acciones crean simultáneamente las condiciones necesarias para una reconversión profesional específica, una mejor adecuación de los talentos y una mayor flexibilidad de los mercados de trabajo, reduciendo el riesgo de desempleo, dando a los ciudadanos más opciones sobre la cantidad y la calidad del tiempo de ocio que pueden disfrutar y aumentando la longevidad y la salud. En otras palabras, utilizar el conjunto de herramientas de Tech for Good de forma concertada.

Una posible cuantificación de los impactos

Aun reconociendo que se trata de una simulación ambiciosa y que, en cualquier caso, las pruebas que han surgido deben considerarse como indicaciones de posibles direcciones y no como predicciones, el MGI destaca 5 tendencias clave relacionando los 4 escenarios con el escenario del punto medio (centro de la figura 6):

  • En la hipótesis “Tecnología para una vida mejor”, el impacto potencial sobre el crecimiento total del bienestar hasta 2030 es significativo, ya que oscila entre el 1,5 y el 2,0% anual y es entre un 45 y un 95% superior al de la hipótesis media.
  • el crecimiento del bienestar adicional, por encima del PBI, es material: el crecimiento del bienestar no relacionado con el PBI en Tech for better life es de alrededor del 0,3-0,5% anual, del mismo orden de magnitud que el aumento del PBI.
  • La mejora de la salud y la longevidad son los principales factores que contribuyen a un mayor bienestar.
  • los componentes negativos son de tamaño similar en todos los escenarios: en otras palabras, aunque la mezcla de aspectos negativos cambia, no desaparecen en los escenarios de menor crecimiento.
  • Los riesgos a la baja para la desigualdad también están presentes en el escenario de “Tecnología para una vida mejor”, lo que indica que pueden ser necesarias intervenciones no relacionadas con el mercado (es decir, el apoyo a los salarios por parte de los gobiernos) si se quieren reducir los salarios.

A continuación, el estudio profundiza en cada uno de estos puntos con ejemplos concretos de los 600 casos analizados.

Tecnología y bienestar Figura 6

Figura 6 – Supuestos de cuantificación de impactos. Fuente: Tech for Good. Estimular la disrupción, mejorar el bienestar, de McKinsey Global Institute.

Obstáculos y desafíos

El MGI destaca los grandes resultados de los casos de uso individuales, pero señala que incluso los más prometedores tienen dificultades para ser adoptados a gran escala y destaca tres obstáculos principales para la escalabilidad:

  • la falta de infraestructuras suficientes y la dificultad de acceso a la economía digital para todos
  • el alto nivel de inversión requerido y la gran complejidad de la aplicación.
  • La propia tecnología conlleva nuevos riesgos, como la violación de datos y el ciberfraude, que requieren una mitigación en forma de nuevos enfoques, reglamentos y normas culturales.

Veámoslas en detalle.

Infraestructura y acceso a la economía digital

El acceso a las redes digitales sigue siendo desigual en el mundo y dentro de los países. Más de la mitad de la población mundial tiene actualmente acceso a Internet, pero esto deja todavía a unos 3.600 millones de personas sin conexión, e incluso cuando ésta existe, algunas personas no pueden permitirse el coste del acceso: en EE.UU., por ejemplo, el precio medio de la conectividad en las zonas rurales es más alto que en las zonas urbanas o suburbanas, mientras que los usuarios rurales tienen menores ingresos y la calidad del servicio suele ser inferior.

Para la inteligencia artificial, la disponibilidad de grandes cantidades de datos es también un requisito previo, mientras que en la actualidad, muchos datos no se recogen y estructuran sistemáticamente o son de difícil acceso.

La alfabetización digital es otro aspecto de los problemas de acceso: incluso los que tienen acceso a Internet no están universalmente equipados para beneficiarse de la información y las herramientas disponibles.

Costo y complejidad

El coste y la complejidad de la aplicación de las herramientas de Tech for Good, según el estudio, son los mayores obstáculos potenciales que habrá que superar: encontrar las competencias necesarias y gestionar los datos necesarios es uno de los mayores retos; incluso las tecnologías digitales establecidas aún no se han integrado plenamente en economías enteras (de media, las industrias de todo el mundo están digitalizadas en menos de un 40%).

McKinsey señala que los programas de transformación digital requieren una reimaginación y un reenfoque fundamentales de la estrategia empresarial y de las prácticas en el lugar de trabajo; esto, a su vez, requiere empleados cualificados que puedan ayudar en la transición y una nueva mentalidad entre los líderes empresariales.

Aunque las empresas están utilizando estas tecnologías para desarrollar y apoyar nuevos modelos de negocio, y la adopción de las tecnologías está avanzando, su integración en los procesos empresariales ha resultado compleja. El MGI cuantificó el ritmo de adopción y asimilación de la tecnología digital en las prácticas organizativas de Estados Unidos, Europa y China, y descubrió que las tres economías están aún lejos de la frontera digital: por término medio, sólo representan un 20% del potencial total.

La creación de un reciclaje a gran escala para dotar a los trabajadores de las competencias que necesitarán y hacerlos más móviles en el mercado laboral requerirá cambios en la forma de impartir las competencias, incluyendo programas informáticos para reducir los costes y mejorar el acceso al reciclaje.

La inteligencia artificial podría convertirse en una fuente de ventaja competitiva, pero su aplicación no es ni mucho menos trivial.

Los costos de los datos y el almacenamiento han disminuido drásticamente en los últimos años, pero algunas de las tecnologías identificadas por el estudio requieren hardware, software o ambos de alto coste.

En general, los costos de algunas de las tecnologías analizadas hasta ahora están fuera del alcance de algunos sectores que podrían beneficiarse de ellas, como los trabajadores de la construcción que podrían, por ejemplo, utilizar la realidad virtual para trabajar de forma más productiva.

Riesgos y limitaciones relacionados con la tecnología

La dependencia de la tecnología trae consigo beneficios, pero también nuevos riesgos. La naturaleza radical de la transición tecnológica en curso, explica el MGI, significa necesariamente que los riesgos no son sólo una extensión de los desafíos anteriores, sino que requieren cambios fundamentales en aspectos clave de nuestra sociedad, incluyendo la forma en que pensamos en nuestra identidad, seguridad y derechos.

La inteligencia artificial ofrece ejemplos aún más potentes de riesgos potenciales y requiere un alto nivel de confianza, abriendo cuestiones sobre la “explicabilidad”, la responsabilidad, la ética y la parcialidad que son ampliamente debatidas.

Y a veces surge una creciente desilusión con las tecnologías abordadas inicialmente con gran entusiasmo: las redes sociales, consideradas durante mucho tiempo como una nueva forma de que los usuarios se conecten, creen y compartan nuevos contenidos, se perciben ahora a veces como una fuente de ansiedad social, abuso de datos y difusión incontrolada de violencia y noticias falsas.

“Para mitigar estos riesgos, hay que conocerlos bien y gestionarlos de forma proactiva. Esto requerirá el esfuerzo conjunto de todas las partes interesadas, incluidas las empresas tecnológicas, las grandes y pequeñas empresas, los investigadores, los responsables políticos y la propia sociedad, ya que sólo puede hacerse con una combinación de soluciones tecnológicas, regulación, observación cuidadosa de los resultados y debates inclusivos”, concluye el estudio.

Artículo publicado originalmente en 17 Dic 2021

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