Los servicios de seguridad gestionada, una nueva forma de prestar servicios de seguridad, están siendo adoptados cada vez con más frecuencia por las empresas de seguridad y apreciados por un número cada vez mayor de empresas.
La razón es simple y, por una vez, compartida tanto por “técnicos” como por directores ejecutivos: la lógica de la seguridad como servicio es más rentable en términos económicos y funciona mejor. De este modo, simplifica la vida del CIO y tranquiliza a los CEO.
Qué son los servicios de seguridad gestionada y cómo funcionan
Los servicios de seguridad gestionada (MSS) representan una solución estratégica de subcontratación para la gestión de la seguridad de TI, destinada a las organizaciones que pretenden reforzar sus defensas contra las ciberamenazas cada vez más sofisticadas y generalizadas, sin tener que invertir necesariamente en recursos internos especializados ni en tecnologías avanzadas.
Estos servicios ofrecen una amplia gama de capacidades, que pueden incluir la gestión y el monitoreo continuo de los sistemas de seguridad, la respuesta a incidentes, la gestión de vulnerabilidades, la consultoría sobre el cumplimiento normativo y la capacitación en seguridad de los empleados. Mediante un enfoque proactivo, los proveedores de MSS recomiendan qué dispositivos instalar y su método de administración, que incluye el hardware, el software y la configuración. A menudo, algunos de estos componentes los proporciona directamente el MSSP, generalmente a través de la nube, o bien, el proveedor administra los sistemas directamente en las instalaciones del cliente.
El nuevo desafío de seguridad
Para entender el éxito de los servicios de seguridad gestionada, es necesario partir del marco al que se enfrentan las empresas en la actualidad. La dependencia de las herramientas digitales, de hecho, es ahora un elemento que une a cualquier empresa, independientemente del sector de actividad y tamaño.
La administración, el marketing, la atención al cliente y las relaciones con los clientes y proveedores se confían invariablemente al ámbito digital. Como resultado, la protección contra los ciberataques se convirtió en una prioridad para todos y la necesidad de implementar un sistema de ciberseguridad adaptado a las necesidades es una de las principales prioridades para cualquiera que quiera hacer negocios.
Un objetivo que, en los últimos años, requiere un enfoque decididamente más evolucionado que en el pasado. Lo imponen varios factores: en primer lugar, el relativo a la nueva declinación de “red empresarial”.
De hecho, la adopción cada vez más generalizada de formas de trabajo remotas y móviles, combinada con la adopción de tecnologías basadas en plataformas en la nube, amplió el concepto mismo de red y provocó que el enfoque tradicional de ciberseguridad basado en el control del perímetro no sea práctico. Sin embargo, las nuevas estrategias utilizadas por los piratas informáticos también contribuyen a cambiar las cartas sobre la mesa.
Ataques cada vez más sofisticados e impredecibles
2023 marcó un punto de inflexión en el panorama de la ciberseguridad, con una escalada sin precedentes de ciberataques que puso a prueba la resiliencia de las infraestructuras de TI a nivel mundial. La creciente sofisticación de los métodos de ataque, combinada con la rápida evolución de la tecnología digital, puso de manifiesto la urgente necesidad de una reflexión colectiva y un replanteamiento de las estrategias de defensa.
Desde el uso phishing sofisticado hasta el uso generalizado del ransomware, los atacantes demostraron una audacia y un refinamiento cada vez mayores en sus estrategias. Los datos recopilados por Clusit indican un aumento del 300% en los ataques en comparación con el año anterior, con especial hincapié en los sectores financiero y sanitario, a menudo atacados por la sensibilidad de los datos procesados. Ante este panorama, ya no basta con que las empresas se protejan de forma reactiva: es esencial adoptar un enfoque proactivo en materia de seguridad informática que incluya la formación continua de los empleados, la inversión en soluciones avanzadas y la cooperación intersectorial para contrarrestar eficazmente las amenazas emergentes.
En los últimos años, los piratas informáticos especializados en ataques contra empresas perfeccionaron significativamente sus técnicas y se adaptaron sorprendentemente rápido al nuevo panorama. Los ataques explotan vectores cada vez más complejos, basándose en el uso de herramientas administrativas y de control remoto que no entran en la categoría clásica de malware.
En resumen: las estrategias de ataque actuales tienen como objetivo pasar desapercibido para eludir las herramientas de protección tradicionales (antivirus y firewalls) y entrar en la red mediante técnicas de ingeniería social para robar las credenciales de autenticación de los empleados y, posteriormente, realizar actividades de movimiento lateral dentro de la red para alcanzar objetivos sensibles.
Por lo tanto, las nuevas amenazas y técnicas desarrolladas por los ciberdelincuentes exigen la adopción de herramientas de seguridad informática de nuevo diseño, inspiradas en la lógica de la detección y la respuesta.
En otras palabras, la protección de los activos digitales requiere contar con un equipo de expertos con habilidades específicas, activo las 24 horas del día y capaz de monitorear las actividades dentro de la red y responder rápidamente a cualquier ciberataque. Algo que plantea problemas importantes tanto en términos de organización como de costes.
Por qué elegir servicios de seguridad gestionada
La elección de subcontratar los servicios de ciberseguridad, desde la perspectiva de quienes llevan las riendas de la empresa, no es solo una estrategia que permite optimizar los costes.
La adopción de los servicios de seguridad gestionada se traduce, de hecho, en una elección estratégica que reduce los riesgos relacionados con la seguridad de la TI, optimiza las inversiones en esta área y garantiza una protección continua y actualizada, lo que permite a la organización concentrarse en sus actividades principales.
Si bien las ventajas obvias en términos económicos son bastante intuitivas, confiar en una empresa especializada representa un factor de “tranquilidad” también en otros aspectos, como el legal.
No es sorprendente que, en un contexto regulatorio cada vez más estricto, los MSS puedan desempeñar un papel crucial a la hora de garantizar el cumplimiento de las leyes y reglamentos en materia de protección de datos, lo que representa una base sólida para construir una estrategia de ciberseguridad resiliente y responsable.
Desde este punto de vista, la colaboración con una empresa especializada ofrece garantías que, siguiendo la lógica del “hágalo usted mismo”, distan de ser obvias. De hecho, la declinación de la seguridad como servicio va mucho más allá de la simple prestación de servicios de monitoreo y protección para sistemas digitales, y permite definir estrategias, identificar necesidades e implementar todas las herramientas necesarias para hacer frente, incluso desde un punto de vista legal, a las posibles violaciones de datos.
Por lo tanto, desde la perspectiva de los directores ejecutivos, la adopción de los servicios de seguridad gestionados representa un factor de normalización en la gestión de la seguridad de TI.
Más eficaz, más fácil de gestionar
Desde un punto de vista técnico, la lógica de la seguridad como servicio representa una herramienta decisiva para simplificar la gestión de la ciberseguridad en todas sus formas, no solo para el CEO, sino también para el CIO.
Además de despejar el campo de la antigua cuestión de determinar las inversiones en ciberseguridad, que a menudo hace que los administradores de TI luchen contra los recortes y las políticas restrictivas, el enfoque basado en la fórmula de los servicios de seguridad gestionada permite resolver algunos de los problemas más espinosos a los que normalmente se enfrentan los CIO.
El más común se refiere a la escasez crónica de los recursos disponibles en el mercado. Si bien la ciberseguridad adquirió un papel protagonista, de hecho, los recursos con las habilidades adecuadas siguen siendo bastante escasos.
El riesgo, por lo tanto, es el de enfrentarnos a una paradoja: una vez conquistados los recursos económicos para proporcionar el capital humano y tecnológico necesario para garantizar la seguridad de los sistemas, nos enfrentamos a una realidad en la que es difícil, si no imposible, contratar empleados con las habilidades adecuadas para satisfacer las necesidades de la empresa.
El uso de recursos externos también permite resolver el aspecto relacionado con las actividades de formación e inteligencia destinadas a identificar nuevas amenazas, que en el sector de la ciberseguridad requiere una actualización constante para adaptar las habilidades a un sector en continua evolución y cambio.