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IA ética: los pilares esenciales para un futuro responsable



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Las empresas, instituciones y organizaciones necesitan concientizar sobre la relación entre la Inteligencia Artificial y la ética. De qué se trata, cuáles son sus riesgos y qué hacer para evitarlos.

Publicado el 13 de feb de 2025



IA ética

La capacidad de cualquier organización para abordar los problemas que surgen en la relación entre la ética y la inteligencia artificial, tanto en su desarrollo como en su uso, es fundamental, sin importar el papel que desempeñe. Sin embargo, si consideramos la lógica ambiental, social y de gobierno como factores clave para valorar una empresa, también en términos de comportamiento y respeto por principios fundamentales, hoy resulta más importante que nunca que aquellas dedicadas a la inteligencia artificial prioricen la ética en su estrategia y gobierno corporativo.

IA ética: los fundamentos de esta relación

Si entendemos la ética como un sistema complejo de principios y valores que guían las acciones de las personas en el ámbito laboral y en la vida social, no podemos dejar de analizar cómo la inteligencia artificial y sus implicaciones pueden modificarlos o influir en ellos.

Para las empresas, esta preocupación no puede quedar en una reflexión teórica, sino que debe traducirse en directrices operativas que orienten el desarrollo y la aplicación de la inteligencia artificial. Si se identifican riesgos, estos deben ser monitoreados y gestionados para garantizar un progreso equilibrado y sostenible. Cada innovación debe respetar los derechos humanos fundamentales, promover el bien común y ser capaz de detectar los posibles riesgos vinculados a su desarrollo e implementación.

Obviamente, este es un desafío que requiere un esfuerzo colectivo y la participación de diversas disciplinas, desde la tecnología hasta el derecho, además de la sociología y la filosofía. El objetivo es definir una relación clara entre moral, ética e inteligencia artificial, lo que asegura que las decisiones sean tomadas por personas y no por máquinas o sistemas.

La ética y su vínculo con la innovación

En este contexto, la ética puede considerarse como una disciplina que inspira el comportamiento humano. Y, en un entorno profundamente influenciado por la tecnología, también debe guiar las decisiones necesarias para impulsar la innovación y el desarrollo de la inteligencia artificial. Dicho de otro modo, la relación IA ética implica repensar la ética en función de los conocimientos, posibilidades, riesgos e incertidumbres que surgen con esta tecnología.

IA ética y moral: el papel de la innovación

Para profundizar en la IA ética, es clave distinguir entre ética y moral, y evitar confusiones entre ambas. Tanto la ética como la moral establecen principios que guían el comportamiento humano y fundamentan decisiones relevantes basadas en un marco de valores.

La moral se refiere a un conjunto de reglas y valores que cada individuo adopta y sigue en su vida cotidiana. La ética, en cambio, tiene una perspectiva más amplia y profunda: se enfoca en los principios que inspiran decisiones clave. Las decisiones éticas influyen en la conducta moral, mientras que la moralidad de las acciones diarias puede confirmar o desafiar los principios éticos de referencia.

En esencia, la ética representa el marco universal en el que se expresa la moralidad, mientras que esta última está más relacionada con el contexto social y cultural de cada individuo. Además, la ética es el resultado de la reflexión y el debate crítico, mientras que la moral suele estar más influenciada por la vida diaria y las decisiones individuales, y evoluciona con el tiempo dentro de una misma comunidad.

La importancia de la IA ética en el mundo digital

El avance de la tecnología y, en particular, de las llamadas “tecnologías exponenciales”, entre las que se incluye la inteligencia artificial, amplió el potencial humano de conocimiento y acción. La inteligencia artificial transforma y refuerza los procesos de toma de decisiones en los que intervienen personas, pero también expone a nuevos riesgos que deben ser evaluados desde una perspectiva ética.

IA ética

Por ejemplo, cuestiones como la privacidad de los datos personales, la ciberseguridad, la confiabilidad y calidad de la información, su integridad y la responsabilidad en la gestión de datos en relación con los derechos humanos fundamentales forman parte de la IA ética.

Inteligencia, sensibilidad y capacidad de comprensión

Uno de los factores clave de la inteligencia artificial es su capacidad de aprendizaje, que debería estar al servicio de las personas. Es decir, su potencial para aumentar el nivel de conocimiento disponible en los procesos de toma de decisiones. Más información, más precisa y en menos tiempo, permite decisiones más confiables y menos propensas a errores.

Desde esta perspectiva, surgen dos distinciones principales relacionadas con la ética:

  • La ética como gestión de la relación con la tecnología: implica comprender cómo la inteligencia artificial acelera e incrementa el conocimiento en la toma de decisiones.
  • La ética como criterio para el desarrollo tecnológico: se trata de garantizar que la IA sea producto de decisiones responsables y coherentes con el contexto social, profesional y cultural en el que opera.

Ambos aspectos están estrechamente vinculados y se relacionan con la capacidad ética de establecer y seguir principios que fomenten una relación de confianza con la tecnología. Sin embargo, esta confianza siempre debe estar sujeta a controles y regulaciones, lo que asegura que el uso de la inteligencia artificial esté alineado con valores fundamentales y el bienestar social.

El concepto de IA ética

La inteligencia artificial es ética en la medida en que es concebida por personas que eligen inspirar su desarrollo con principios éticos y luego es utilizada por quienes deciden regirse por esos mismos valores.

No existen normas éticas universales que guíen su desarrollo ni reglas que impongan un comportamiento ético a quienes la utilizan en los negocios o en la vida social. Lo que sí hay son personas que deciden orientar sus elecciones y su trabajo en función de ciertos principios. En estos casos, la inteligencia artificial, al igual que otras tecnologías exponenciales —como la cadena de bloques—, amplifica y potencia la capacidad de conocimiento. Pero, al mismo tiempo, también refuerza la atención y el respeto por esos principios.

Por otro lado, si estos valores no se respetan adecuadamente en el desarrollo y el uso de los datos (por ejemplo, en lo que respecta a la privacidad), la inteligencia artificial corre el riesgo de convertirse en un factor de amplificación negativa, al reducir el nivel de atención o incluso ignorar por completo dichos principios.

Por eso, la IA ética abarca toda su cadena de valor: desde la concepción hasta el diseño, desde la programación hasta las pruebas, desde la difusión hasta el uso, desde la identificación de problemas críticos hasta su actualización, y desde la educación hasta la promoción de un comportamiento responsable.

Los pilares de la IA ética

Los factores clave que sustentan la IA ética pueden resumirse en tres grandes principios: transparencia, justicia y responsabilidad.

La transparencia implica una comprensión clara de los procesos de toma de decisiones de la inteligencia artificial; la justicia se refiere a la capacidad de garantizar imparcialidad en la evaluación de los criterios que guían la toma de decisiones; y la responsabilidad está relacionada con la necesidad de conocer y considerar las posibles consecuencias legales que pueden derivarse del uso de la IA.

¿Cuáles son los principales riesgos de la IA ética?

Si bien la inteligencia artificial abrió la puerta a múltiples beneficios, también introdujo nuevos riesgos que deben ser identificados y gestionados con responsabilidad. Algunos de los principales son los siguientes:

  • Riesgo de sesgo: En las fases de entrenamiento de los datos, pueden introducirse sesgos —consciente o inconscientemente— que generen decisiones erróneas o discriminatorias. Estos sesgos pueden afectar negativamente a ciertos grupos sociales por cuestiones de género, etnia u otras características personales.
    Este riesgo no es exclusivo de la inteligencia artificial, ya que las decisiones humanas también pueden verse afectadas por prejuicios. Sin embargo, la IA amplifica estos problemas, lo que impacta la calidad y fiabilidad de los procesos de toma de decisiones. Para mitigarlo, es clave garantizar la imparcialidad en la recopilación de datos, realizar revisiones críticas de los algoritmos e introducir mecanismos de control que detecten sesgos.
  • Falta de transparencia e interpretabilidad: Si los modelos de IA no son comprensibles, se corre el riesgo de que presenten inconsistencias o irregularidades difíciles de detectar. Para evitarlo, es fundamental adoptar prácticas responsables en el entrenamiento de datos, diversificar las fuentes de información y desarrollar métodos que permitan evaluar y corregir sesgos.
  • Violación de la privacidad y seguridad de los datos: La inteligencia artificial puede procesar enormes volúmenes de información, incluidos datos personales, lo que plantea serias preocupaciones sobre el control y la protección de esa información. El gobierno corporativo debe prestar especial atención a la seguridad de los datos para evitar vulneraciones y abusos.
  • Impacto en el empleo: La automatización impulsada por la IA transforma el mundo del trabajo. No es correcto decir que la IA elimina empleos; más bien, acelera los cambios en el mercado laboral y genera la necesidad de nuevas habilidades. Quienes se capaciten para trabajar con IA tendrán mayores oportunidades en este escenario en evolución.
  • Fiabilidad y control: Existe el riesgo de que los sistemas de IA actúen de formas inesperadas o difíciles de controlar, especialmente en aplicaciones críticas donde intervienen múltiples variables. La supervisión humana es indispensable para minimizar estos riesgos.
  • Impacto social y cultural: La inteligencia artificial es un potente amplificador del conocimiento y, como tal, influye profundamente en la sociedad. Modifica la manera en que interactuamos, aprendemos y nos entretenernos, con consecuencias a nivel individual, social y profesional.

Las principales medidas para evitar los riesgos de la IA ética

La IA ética requiere la adopción de una serie de medidas que deben regir tanto el desarrollo como el uso de estas tecnologías. Es fundamental que quienes trabajan en la creación de sistemas de IA cumplan con regulaciones estrictas, y que quienes las utilizan lo hagan con plena conciencia de sus implicancias.

  • Regulación y normativas: Es imprescindible respetar el marco regulatorio nacional e internacional, las leyes de privacidad de datos y los principios sobre el uso ético de la IA. Además, es clave asumir la responsabilidad por las decisiones que toman estos sistemas.
  • Normas éticas: Es necesario desarrollar y adoptar normas éticas compartidas para el diseño, desarrollo e implementación de la IA. Estos estándares deben basarse en los principios de justicia, equidad, transparencia, responsabilidad y respeto por la dignidad humana.
  • Transparencia y explicabilidad: Para garantizar un uso confiable de la IA, los sistemas deben ser transparentes en sus operaciones. La explicabilidad de los algoritmos es un factor determinante, ya que permite que los usuarios y las partes interesadas comprendan en base a qué criterios se toman las decisiones.
  • Auditoría y evaluación del impacto: Es clave implementar procesos de auditoría independientes y evaluaciones sobre el impacto ético y social de los sistemas de IA, en especial aquellos que se utilizan en sectores críticos como la salud, la justicia y la seguridad pública.
  • Formación y concientización: Promover la formación en ética de la IA es esencial, no solo para los desarrolladores, sino también para quienes la utilizan. Es importante educar sobre los posibles riesgos de la IA y cómo mitigar sus efectos negativos.
  • Diversidad e inclusión: Los equipos de desarrollo de IA deben ser diversos e inclusivos, lo que refleja una amplia gama de perspectivas. Esto no solo ayuda a reducir los sesgos en los sistemas, sino que también garantiza un desarrollo más equitativo y representativo.
  • Protección de datos y privacidad: Es fundamental implementar medidas estrictas para la protección de los datos y la privacidad, lo que asegura que la información utilizada en el entrenamiento y operación de los sistemas de IA sea gestionada de manera ética y segura.
IA ética

¿Qué es la Algorética?

El término “algorética” hace referencia al estudio y la aplicación de principios éticos en el diseño, implementación y uso de algoritmos. Dado que los algoritmos juegan un rol cada vez más central en nuestras vidas —desde las finanzas hasta la justicia, la medicina y las redes sociales—, es fundamental analizar sus implicancias éticas.

La algorética abarca cuestiones clave como la transparencia de los algoritmos, la privacidad de los datos, la equidad en las decisiones algorítmicas y la responsabilidad sobre los resultados generados por estos sistemas.

Por ejemplo, en un proceso de selección de personal, el algoritmo encargado de filtrar candidatos debe estar diseñado para evitar prejuicios y discriminación, lo que garantiza igualdad de oportunidades.

Otro aspecto central de la algorética es la responsabilidad de los desarrolladores y las empresas en asegurar que sus algoritmos actúen de manera ética y no generen daños involuntarios. Además, se plantea la necesidad de establecer directrices éticas para la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, áreas en las que los algoritmos no solo ejecutan tareas, sino que también “aprenden” y se adaptan según los datos procesados. Esto genera desafíos complejos en torno a la transparencia, el control y el impacto a largo plazo en la sociedad.

¿Dónde estamos con la Roboética?

La roboética es un campo de estudio interdisciplinario que aborda cuestiones éticas vinculadas al diseño, desarrollo, uso y comportamiento de los sistemas robóticos. Se ubica en la intersección entre la robótica, la informática, la ética, la filosofía y el derecho, y busca establecer pautas para el desarrollo y uso responsable de estas tecnologías.

Algunas de las principales problemáticas que analiza la roboética incluyen:

  • Privacidad y vigilancia: Es fundamental definir cómo los robots —especialmente aquellos que operan en entornos públicos o domésticos— recopilan, utilizan y comparten datos personales sin vulnerar la privacidad de las personas.
  • Seguridad: Los robots deben estar diseñados para operar de manera segura, lo que minimiza cualquier riesgo de daño físico a las personas o al entorno.
  • Autonomía y control: Es clave establecer límites claros a la autonomía de los robots para asegurar que siempre exista un nivel adecuado de control humano sobre sus decisiones y acciones.
  • Responsabilidad: Es necesario determinar quién es responsable en caso de fallas o decisiones erróneas por parte de los robots, especialmente si estas provocan daños materiales o lesiones.
  • Equidad y justicia: El uso de robots no debe acentuar desigualdades sociales. Al contrario, su implementación debería contribuir a una distribución más equitativa de los beneficios tecnológicos.

El papel de los gobiernos en la IA ética

Los gobiernos tienen un papel clave en el desarrollo de una IA ética. Por un lado, deben promover la investigación y la innovación responsable a través de incentivos y regulaciones; por el otro, garantizar la protección de los derechos de los ciudadanos frente a estas nuevas tecnologías. Para lograrlo, se necesita un fuerte compromiso político y una visión de futuro. Es fundamental que los beneficios de la IA lleguen a todos y que no se conviertan en una fuente de discriminación o desigualdad.

Otro aspecto ético central es la autonomía y el control. A medida que las máquinas adquieren mayor autonomía, surge un dilema: ¿quién es responsable de las decisiones que toma la IA? Esta cuestión abre interrogantes sobre la transparencia y la rendión de cuentas, ya que los algoritmos complejos pueden dificultar la comprensión de cómo se toman ciertas decisiones. Además, cuando la IA se aplica en áreas sensibles como la medicina, la justicia o la seguridad pública, es imprescindible evaluar con cuidado los riesgos y beneficios para asegurarse de que su uso sea ético y socialmente aceptable.

El avance de la inteligencia artificial también genera preocupaciones sobre el empleo y el futuro del trabajo. La automatización puede provocar una redistribución significativa de los puestos laborales, con el riesgo de que algunas profesiones desaparezcan. Esto plantea la necesidad de una reflexión ética sobre cómo la sociedad puede adaptarse a estos cambios y garantizar una distribución justa de los beneficios de la IA y la creación de nuevas oportunidades laborales.

IA ética: un poco de historia

El debate sobre la ética en la innovación digital no tiene un único punto de partida. Surgió de manera progresiva, junto con el desarrollo de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial. Sin embargo, hay momentos clave que ayudaron a poner el tema en el centro de la discusión.

En las décadas de 1940 y 1950, con los primeros avances en informática, figuras como Alan Turing exploraron el potencial y los límites de las máquinas y sentaron las bases para futuras reflexiones sobre la IA. Si bien en ese momento las cuestiones éticas no eran el foco principal, sus ideas marcaron el camino para discusiones posteriores.

Durante los años 60 y 70, con la llegada de las computadoras personales y el inicio de la era digital, comenzaron a surgir preocupaciones sobre la privacidad de los datos y el acceso a la información. En ese contexto, académicos como Joseph Weizenbaum, creador de ELIZA (uno de los primeros chatbots), alertaron sobre los impactos sociales de la automatización y la inteligencia artificial.

En los años 80 y 90, con la expansión de Internet y la interconexión global, la ética digital empezó a consolidarse como un campo de estudio específico. Ya en el siglo XXI, con el desarrollo acelerado de la IA y las tecnologías emergentes, la ética de la innovación digital se convirtió en un tema central para académicos, empresas y gobiernos.

En definitiva, la ética en la inteligencia artificial es el resultado de una evolución del pensamiento que acompañó el avance tecnológico, con aportes de múltiples disciplinas a lo largo de las décadas.

IA generativa: ¿qué cambia para la IA ética?

La IA ética y la IA generativa ética comparten principios básicos, pero se enfocan en aspectos distintos debido a las particularidades de cada tecnología. Para entender la diferencia, primero hay que definir qué es la IA generativa.

La inteligencia artificial generativa es un tipo de IA capaz de crear contenido nuevo y original—como texto, imágenes, música y videos—a partir de datos preexistentes. Ejemplos conocidos son GPT-3 para la generación de texto y DALL-E para la creación de imágenes. Estas tecnologías usan modelos de aprendizaje profundo y redes neuronales para analizar grandes volúmenes de datos y generar resultados innovadores.

Desafíos de la IA ética

La ética de la IA aborda los desafíos generales que surgen con su desarrollo y uso, entre los que se incluyen:

  • Privacidad y seguridad de los datos.
  • Transparencia y explicabilidad de las decisiones de la IA.
  • Justicia y equidad, al evitar sesgos y discriminación en los sistemas de IA.
  • Responsabilidad sobre las acciones tomadas por los sistemas automatizados.
  • Impacto en el empleo y en la sociedad en general.

Desafíos de la IA generativa ética

En el caso de la IA generativa, surgen cuestiones más específicas, como:

  • Derechos de autor y propiedad intelectual del contenido generado por la IA.
  • Autenticidad y veracidad de la información, especialmente ante la proliferación de deepfakes y noticias falsas.
  • Impacto en la creatividad humana y en las industrias creativas.
  • Cuestiones de consentimiento y representación cuando la IA genera contenido basado en personas reales.

Si bien ambas áreas comparten preocupaciones éticas, la IA generativa plantea nuevos desafíos relacionados con la producción de contenido inédito y su impacto en la sociedad.

IA ética

XAI: Inteligencia artificial explicable

La explicabilidad de la inteligencia artificial (IA) es una de las cuestiones centrales en la relación entre esta tecnología y la ética. En este contexto, cobra especial relevancia el término XAI (Explainable Artificial Intelligence o Inteligencia Artificial Explicable), que se refiere a los sistemas y enfoques diseñados para hacer que los procesos de toma de decisiones de la IA sean comprensibles para las personas.

El objetivo de XAI es desarrollar modelos de IA cuyos comportamientos, predicciones y decisiones puedan interpretarse con facilidad, no solo por los desarrolladores, sino también por los usuarios y otras partes interesadas.

La necesidad de contar con IA explicable surge porque muchos modelos avanzados, en especial los basados en redes neuronales profundas, suelen funcionar como “cajas negras”. Es decir, aunque pueden generar resultados muy precisos, el proceso que los lleva a esas conclusiones es opaco y difícil de comprender. Esta falta de transparencia puede ser problemática en áreas críticas como la salud, las finanzas, la seguridad y el ámbito legal, donde resulta fundamental entender y justificar cada decisión tomada por una máquina.

Para afrontar este desafío, la XAI propone una serie de estrategias para lograr una IA más transparente:

  • Técnicas de visualización: permiten ilustrar e interpretar los datos, las características y los procesos internos de los modelos de IA.
  • Modelos sustitutos: simplifican el comportamiento de modelos complejos mediante versiones más accesibles y fáciles de interpretar.
  • Desglose de decisiones: divide las decisiones complejas en partes más pequeñas y comprensibles.
  • Uso de ejemplos: ayuda a mostrar de manera clara y sencilla cómo el sistema de IA llega a determinadas conclusiones.

Implementar XAI no solo refuerza la confianza en la IA, sino que también facilita la detección y corrección de errores, sesgos y otros problemas que puedan surgir en los modelos.

IA ética y nuevas habilidades

Para desarrollar e implementar una IA ética, no alcanza con los conocimientos técnicos. Se requiere una combinación de habilidades multidisciplinarias que permitan abordar los desafíos éticos, sociales y legales de esta tecnología. Algunas de las competencias clave en este campo incluyen:

  • Conocimiento técnico sólido sobre IA, aprendizaje automático y procesamiento de datos, para comprender los dilemas éticos asociados a la innovación.
  • Ética aplicada, con especial foco en conceptos como justicia, equidad, transparencia y responsabilidad.
  • Conocimientos normativos, en particular sobre leyes de privacidad, protección del consumidor y derechos humanos.
  • Evaluación de riesgos, para identificar y mitigar problemas como los sesgos algorítmicos y la discriminación.
  • Pensamiento crítico, clave para analizar el impacto de la IA desde distintas perspectivas y anticipar consecuencias no deseadas.
  • Colaboración interdisciplinaria, al trabajar con especialistas en filosofía, derecho, sociología y diseño para obtener una visión más amplia.
  • Diseño centrado en el usuario, con foco en la privacidad, la inclusión y la accesibilidad.

Ética desde el diseño: un enfoque integral

Garantizar que la ética forme parte del desarrollo tecnológico desde el inicio es esencial. Este enfoque, conocido como “Ética desde el diseño”, se basa en cinco pilares fundamentales:

  1. Definir principios éticos claros desde la etapa inicial del proyecto.
  2. Capacitar y concientizar sobre ética y responsabilidad tecnológica en todos los niveles de la organización.
  3. Poner al usuario en el centro, al integrar sus necesidades y valores en el proceso de diseño.
  4. Evaluar el impacto ético de manera periódica, al analizar riesgos y beneficios de las tecnologías en desarrollo.
  5. Garantizar transparencia y responsabilidad, al asegurar que los algoritmos y procesos de toma de decisiones sean comprensibles y justificados.

La gobernanza ética de la inteligencia artificial

La gobernanza de la IA debe estar guiada por principios éticos que regulen su desarrollo y uso responsable. Esto implica la creación de estructuras de control que supervisen el cumplimiento de estos principios en todas las etapas del ciclo de vida de la IA, desde su concepción hasta su implementación.

Las organizaciones deben establecer comités de ética con expertos multidisciplinarios que evalúen las implicaciones morales de cada avance tecnológico. A su vez, es fundamental implementar políticas de transparencia y rendición de cuentas, para que las decisiones algorítmicas sean comprensibles y justificables. Una gobernanza ética no solo permite prevenir riesgos, sino que también fomenta la confianza en la IA y promueve un desarrollo tecnológico más sostenible e inclusivo.

Fuente: ESG360.it, Network Digital360

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