No hace mucho que estábamos reunidos en nuestra oficina de Bogotá algunos de los líderes regionales de Infobip, discutiendo en torno a distintas innovaciones y estrategias de negocio, al tiempo que desde la ventana de nuestra sala de conferencia podíamos ver cómo se enmarcaba un atroz cuadro: nuestros cerros orientales ardiendo presos de voraces incendios forestales que no parecían dar tregua. Fue allí, en medio de la ironía que se tambaleaba entre presentaciones de Power Point y de un pesado olor a humo, que entendí -una vez más- que, sin importar nuestros privilegios, ante la naturaleza nadie es realmente intocable.
En medio del calor -literal y metafórico- del momento, las noticias y las contrastantes imágenes de personas irresponsables provocando incendios versus heroicos bomberos apaciguándolos, los ánimos se dividían entre el repudio y el afecto por la especie humana. Sin duda, aquel desastre climático era un llamado inequívoco a reflexionar que nos dejaba situados en una vía con dos caminos posibles: el de la queja o el de la acción.
Tecnología uniformada de socorrista
En los últimos años, el cambio climático se ha convertido en una especie de película de terror en la que el villano es nuestro consumo tecnológico desbordado – y sí, claro, lo es en gran medida. Podemos entonces optar por quejarnos o podemos abandonar esa postura de víctimas para adoptar una nueva narrativa mediante la cual resignificar a ese personaje, oscuro y frío, que hemos creado en torno a la tecnología. No por nada, organizaciones de todo el mundo han acudido al uso de la inteligencia artificial (IA) y del aprendizaje automático (ML) en busca de ayuda para la gestión y prevención de desastres naturales de distintas índoles.
Análisis predictivo en acción
Bien dicen que de los errores se aprende y, en este sentido, la IA de hoy permite a investigadores y científicos analizar patrones de actividades sísmicas pasadas y emplear datos e historiales meteorológicos para, por ejemplo, alertar sobre potenciales huracanes o movimientos telúricos.
Adicionalmente, al procesar grandes volúmenes de data de regiones o poblaciones específicas, la IA es capaz incluso de predecir el impacto económico y humano de muchos de estos desastres naturales, para así fomentar integrales planes de acción y de prevención y destinar recursos de manera informada.
En medio de todo este preocupante panorama, SMS se posiciona como un canal muy sólido ante la prevención de casos de emergencia, por ser compatible con la mayoría de dispositivos móviles y no requerir de una conexión a internet. Debido a lo anterior, importantes clientes de Infobip, como lo es el Gobierno de México, han adquirido este servicio con nosotros para así poder efectuar alarmas sísmicas vía SMS, de forma oportuna y rápida.
Gestión orientada a datos
Al presentarse desastres naturales de gran escala, la IA es capaz de gestionar y de analizar grandes volúmenes de data, evitando de este modo que se pierda información crítica a manos de números de emergencia colapsados (ej. 911). Además de optimizar la comunicación entre los distintos organismos de ayuda y de orientar la toma de decisiones de los trabajadores humanitarios de primera línea, la IA y el machine learning pueden incluso ayudar a acelerar la entrega de ayudas a las personas y lugares afectados.
Por su parte, disponer de chatbots de IA permite educar a la ciudadanía en torno a temas medioambientales y de prevención y, lo que es más importante, posibilita compartir información capaz de salvar vidas. En este sentido, los bots pueden permitir que las organizaciones de socorro se comuniquen más ágilmente con las víctimas para así poder asistirlas. Adicionalmente, el uso de chatbots permite acceder rápidamente a información gubernamental, desmentir fake news que propagan el caos y el miedo, responder a preguntas frecuentes y enviar actualizaciones en tiempo real mediante el uso de notificaciones push.
Asistencia postraumática
¿Quién no ha sentido que se le mueve todo, días o incluso semanas, después de experimentar un sismo? A lo anterior se le conoce como ‘temblor fantasma’ y, al igual que muchos otros síntomas postraumáticos derivados de desastres naturales, debería ser tenido en cuenta por las distintas organizaciones de la salud pública.
Respecto del cuidado de la salud mental, las apps conversacionales orientadas hacia el campo de la psicología podrían hacer las veces de aliadas al momento de lidiar con la ansiedad y el estrés de quienes han tenido que experimentar eventos traumáticos y no cuentan con los recursos suficientes para poder gozar de tratamientos y terapias integrales.
Reescribiendo el guion tecnológico
No únicamente los desastres naturales ponen a prueba nuestro uso, social y empático, de las distintas herramientas tecnológicas; de hecho, todo evento desafortunado podría ser una oportunidad agridulce para resignificar y reescribir el rol que juega la inmediatez en medio de la incertidumbre.
Para la muestra, un botón. Ante la súbita aparición del Covid-19, Redes da Maré (organización no gubernamental que busca implementar políticas públicas de inclusión social en las favelas de Maré, en Río de Janeiro) dio forma a su campaña “Maré Dice No al Coronavirus”. A través de dicha iniciativa y mediante el uso de un chatbot de WhatsApp dispuesto por Answers de Infobip, la campaña permitió distribuir -de forma eficaz y escalable- comida a más de 70 mil personas impactadas por una pandemia que llegaría para remover las vidas de muchos – por no decir de todos.
¿Villana o socorrista? Cabe entonces preguntarse qué rol preferimos que juegue la tecnología en los próximos capítulos de la humanidad.