Hacer foco en las tecnologías satelitales puede resultar más beneficioso de lo imaginado para un país, y en Perú lo saben bien. El director del Instituto de Radioastronomía (INRAS) de la PUCP, Jorge Heraud Pérez; el director ejecutivo de Inictel-UNI, Daniel Díaz Atucuri; y el director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad Católica San Pablo (UCSP) de Arequipa, Eber Huanca Cayo, son los indicados para llevar adelante este proyecto.
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Perú y los satélites
Atucuri es consciente de que los satélites sirven para enviar información a lugares muy lejanos de modo inalámbrico, por lo que una sociedad debe nutrirse de ellos para estar a la par del resto del mundo en términos de conocimiento. Concretamente, Perú organizó el proyecto satelital de investigación Chasqui 1, y él se sumó. En agosto de 2014, el artefacto empezó a orbitar la Tierra y a mandar imágenes dignas de estudio por parte de ingenieros y estudiantes. El director dice que ese proyecto permitió educar a varios expertos del sector y a exhibir el pequeño satélite en escuelas como muestra de cómo diseñar y usar uno.
Por su parte, Cayo sabe que la ingeniería aeroespacial se nutre de muchas y diversas disciplinas. Los satélites de investigación implican desenvolver capacidades para dar soluciones rápidas. Él dice que el desarrollo científico y tecnológico es imprescindible para resolver los inconvenientes de su país, y que en Perú tienen un vasto terreno fértil para hacerlo.
A su vez, Heraud Pérez (quien estuvo a cargo de confeccionar los primeros satélites peruanos) opina que la clave está en fomentar la creatividad de la gente en derredor de estos nuevos saberes, en no enfocarse tanto en el patrimonio único de Perú y abrirse más a conceptos universales (como el espacio exterior). En concreto, el país debe hacer más satélites, ya que sirven tanto local como mundialmente.
Proyecto Linku
De esto trata el proyecto Linku, del que participan las instituciones donde trabajan estos tres expertos. Dicho proyecto ganó una convocatoria de la Organización de Cooperación Espacial Asia-Pacífico (Apsco), y consta de expertos y estudiantes de las tres universidades que implementaron un modo de estabilización en el espacio llamada “de gradiente gravitatoria”, que permite que el satélite orbite perpendicularmente a la Tierra para direccionarlo más fácilmente y sin combustible.
Poner en órbita el satélite Linku implica comprender mejor si la microgravedad y los rayos cósmicos de altas energías pueden defender a los cultivos nacionales de los microorganismos nocivos. Heraud Pérez finaliza diciendo que la ciencia debe integrarse como parte de la cultura de Perú, ya que el potencial del país andino es enorme.
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