En 2022, las ventas totales de vehículos eléctricos a nivel mundial se dispararon un 60%,en medio de una mayor preocupación por el medio ambiente y una inclinación de la industria en general por alternativas más sustentables.
Dentro de los beneficios que muchos expertos enumeran respecto a este tipo de vehículos están el hecho de que no emitan gases contaminantes, lo que transforma a este tipo de medio de transporte como el ideal para aquellos que quieren reducir la huella de carbono, y también su eficiencia, entendiendo que la energía eléctrica es más limpia que la gasolina o el diésel.
Sin embargo, más allá de su potencial y el crecimiento registrado el año pasado, todavía es un sector con varios retos a resolver, como por ejemplo la infraestructura de carga, que en la actualidad se presenta como una de las problemáticas principales.
A través de un estudio, Accenture profundizó sobre esta realidad y otros tantos desafíos que afronta la movilidad eléctrica.
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Su elevado valor
Como toda tecnología que recién irrumpe en el mercado, los precios de este tipo de vehículos están lejos de ser económicos. Esto hace que se convierta en un bien lejano de alcanzar por los conductores promedio. Como bien sabemos, los vehículos eléctricos están creciendo especialmente en países desarrollados como Estados Unidos. Sin embargo, en la Argentina y otros países de Sudamérica, por ejemplo, todavía es una cuenta pendiente.
Sin embargo, el informe de Accenture asegura que pronto llegará una nueva generación de modelos más pequeños y baratos, y posiblemente, los incentivos gubernamentales reduzcan los costos.
Infraestructura de carga
Otra problemática que mencionan es el conocimiento de las y anteriormente mencionado, que tiene que ver con la carga. Hoy el mayor obstáculo al que se enfrentan los vehículos eléctricos es la experiencia de recarga, poco fiable, compleja y fragmentada.
Según el estudio, al que tuvo acceso InnovaciónDigital360, “los conductores a nivel mundial expresan su insatisfacción, especialmente por el mal funcionamiento de las estaciones y los pagos”. Algo que no ocurre con los autos tradicionales, donde el proceso suele demorar algunos minutos y es sencillo de realizar. Los vehículos eléctricos, por ende, deberían replicar esta experiencia.
Accenture señala que la transición a los vehículos eléctricos no consiste únicamente en cambiar el tapón del depósito por un punto de recarga. Hay diferencias fundamentales entre la provisión de combustible de los vehículos de combustión interna y la recarga de los VE que exigen una transformación del comportamiento del conductor.
Al respecto, Sofía Vago, presidente de la región Sudamericana y la Argentina, dice que “la buena noticia es que, en teoría, la infraestructura que soporta el viaje del cliente de VE es menos complicada que la de los conductores de vehículos de combustión interna”.
En esa misma línea, señala que “la industria petrolera tiene que gestionar una serie de actividades complejas, como la gestión de las existencias húmedas, las entregas y las fugas de los depósitos. La movilidad electrónica tiene que superar barreras menos complejas para crear una experiencia de recarga perfecta”.
Nuevos retos para los conductores de VE
A nivel global, gran parte de las recargas se realizan en casa o en el lugar de trabajo. No obstante, desde la empresa global de consultoría, tecnología y outsourcing, esto cambiará. Dicen que el sector, en poco tiempo, deberá enfrentarse a nuevos retos para los conductores de VE que alquilan, viven en viviendas compartidas o no disponen de una plaza de estacionamiento exclusiva. Estos clientes se verán obligados a utilizar infraestructuras de recarga públicas o semipúblicas, en las que actualmente la experiencia del usuario no es óptima.
“Hay pocos puntos de recarga públicos y no son lo suficientemente rápidos, a menudo están fuera de servicio y utilizan una serie de sistemas de pago que son incompatibles. En movimiento, los conductores no pueden acceder fácilmente a datos en tiempo real sobre dónde están los puntos de recarga públicos, su capacidad, su disponibilidad o el costo de cargar sus vehículos. Y la falta de intercambio de datos significa que no existe una única fuente de información sobre toda la red de recarga”, profundizan.
Para cerrar, Vago subraya que es fundamental que el sector mejore la confianza de los clientes en la eMovilidad, desde las flotas corporativas hasta los propietarios particulares. “Es urgente que el ecosistema de la movilidad electrónica trate de resolver los problemas relacionados con la interoperabilidad de los dispositivos y los vehículos, el acceso a la infraestructura de puntos de recarga y su utilización, la gestión de los vehículos eléctricos y la comprensión del uso y la demanda de energía”, cierra.
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