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Streaming: Qué es, usos, componentes y aplicaciones

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Una industria con más de dos mil millones de consumidores y una estimación de ganancias de US$ 330 mil millones para 2030 presenta oportunidades pero también desafíos. Qué tener en cuenta a la hora de usarla, cómo aprovecharla al máximo y cuáles son los retos que deberá afrontar el sector.

Publicado el 14 Sep 2023

Streaming.

De una forma u otra, casi todas las personas del planeta están en contacto con el streaming en la actualidad. Ya sea para ver una serie o película a cualquier hora y en cualquier lugar, escuchar música o un podcast, o consumir información en vivo, este formato se ha impuesto como la manera más sencilla y rápida de distribución a nivel global. 

Se estima que en 2023 más de dos mil millones de personas usarán el streaming en alguna de sus versiones. Por lo tanto, es crucial entender qué es, cuáles son sus componentes y cómo se puede aplicar tanto para consumir formatos audiovisuales como para implementarlo en un negocio y así generar mayores oportunidades de ganancias. 

Si se utiliza correctamente y se desarrolla una estrategia integral, el streaming tiene múltiples beneficios positivos. Por un lado, no es necesario invertir grandes sumas de dinero, ya que existen plataformas que ofrecen herramientas e infraestructura para hacerlo. Además, habilita un canal de comunicación con millones de personas alrededor del mundo y ofrece un feedback instantáneo con ese público. 

Por todas estas características, y muchas otras más, son cada vez más los emprendedores y compañías de todos los tamaños que deciden sumergirse en el streaming. Del mismo modo que individuos particulares también lo hacen para consumir desde entretenimiento hasta datos que los ayuden en su día a día. Y a pesar de utilizarlo cotidianamente, hay mucho por aprender para comprender en profundidad este exitoso sistema de distribución.

¿Qué es el Streaming? Nacimiento e historia

En pocas palabras, el streaming es una tecnología que permite transmitir, en vivo o de forma grabada, formatos de audio y video a través de Internet, ya sea por medio inalámbrico o por un sistema directo de cableado. Por lo general se lo suele asociar a series, películas y música, pero en los últimos años se difundió ampliamente en otros medios de comunicación y empresas de distintos sectores productivos que buscan aprovechar sus beneficios. 

Si bien el streaming se popularizó globalmente durante los últimos 20 años, su historia se remonta a más de cien años, con proyectos que podrían considerarse proto-streaming. El primero de ellos, en 1920, fue del inventor estadounidense George Owen Squier, quien diseñó el modelo Muzak. Este consistía en un sistema de transmisión y distribución usando líneas eléctricas. Al igual que el streaming actual, la idea de Squier era llevar música a hogares con su creación, pero la tecnología limitada de la época y los modelos de negocios de ese momento le impidieron concretarlo. 

El streaming como se conoce en el Siglo XXI empieza a desarrollarse a mitad de la década de 1990. De hecho, los primeros en usarlo de forma masiva fueron los Rolling Stones, quienes en 1994 transmitieron en vivo y sin cobrar 20 minutos de un show que realizaron. En esa ocasión se implementó a través de la televisión y dio paso a lo que actualmente se conoce como pay per view. Sin embargo, solo un año después se dio a conocer el formato RealAudio 1.0 que permitió el desembarco de esta tecnología en Internet. A partir de ese momento, y con el posterior surgimiento de dispositivos portátiles capaces de recibir estas transmisiones, el streaming comenzó a tener una relevancia global que hoy lo coloca entre los principales sistemas de transmisión globales. 

Netflix, Spotify, Apple, HBO, The New York Times y cientos de otras empresas y medios de comunicación utilizan este sistema para brindar distintos servicios de audio y video a los usuarios. Tal es el éxito que se calcula que para finales de la década será una industria global de 330 mil millones de dólares

Streaming TV.
Streaming TV.

El auge del Streaming en la Era Digital 

Los distintos desarrollos tecnológicos e informáticos ocurridos durante las últimas décadas han impulsado a las sociedades a vivir en la Era Digital. Una de las características que impulsa este proceso es la conectividad constante sin importar hora ni lugar, un concepto capaz de ser logrado gracias a dispositivos móviles transportables por cualquier individuo. Es en ese contexto que se da el auge del streaming como se lo conoce actualmente. 

Un reporte de la consultora internacional Statista destaca que el número de suscripciones de smartphones a nivel mundial rondará los 8 mil millones en 2027. Si se toman todos los dispositivos conectados a la web, los teléfonos inteligentes son los más populares cuando se trata de ver transmisiones de video, con el 62% de los casos, según un reporte de Interactive Advertising Bureau (IAB). Esto deja ver cómo la digitalidad ha impulsado el auge del streaming. 

De todas formas, también se observa esta tendencia con otros dispositivos como las Smart TV o las tablets. “Atrás quedaron los días de un televisor en cada habitación, probablemente para siempre. El contenido en vivo ahora está en todas partes, en computadoras portátiles, teléfonos inteligentes y tabletas, por nombrar solo algunos. Estas nuevas pantallas suelen ser lo primero que miramos por la mañana y, muy probablemente, lo último que miramos antes de irnos a dormir”, reflexionan en IAB sobre lo que actualmente se describe como audiencias digitales. 

A todo esto hay que agregarle que más de 4 mil millones de personas utilizan redes sociales y que el promedio de horas diarias en Internet es de 6 hs y 37 minutos. Por lo tanto, la vida de los seres humanos se ha transportado, en gran parte, a la digitalidad, un ecosistema sumamente ventajoso para que el streaming se masifique. 

Cuáles son los principales usos del streaming

En la actualidad el streaming se utiliza en distintas industrias y tiene múltiples casos de uso. Sin embargo, hay tres que se destacan sobre el resto: transmisión de series y películas, distribución de música y formatos de audio y medios de comunicación. 

En lo que respecta a distribución y transmisión de contenidos audiovisuales como series y películas, el streaming se ha convertido en uno de los formatos más utilizados a nivel mundial. La pandemia del coronavirus impulsó esta tendencia al generar que sea la única forma de consumir dichas producciones, pero aun con la eliminación de las restricciones en la mayoría de los países del mundo esto se mantuvo. De hecho, se espera que las ganancias totales del sector sean de 93 mil millones de dólares en 2023, un aumento de US$ 15 mil millones en comparación a 2022. 

En la escala internacional, la plataforma con más usuarios dentro de este segmento es Netflix, con más de 238 millones de cuentas activas. Amazon Prime y Disney+ completan el podio y por detrás aparecen otras como HBO, Paramount+ y Apple TV. 

El segundo caso de uso más utilizado para el streaming es la transmisión y reproducción de audio, ya sea música o formatos como el pódcast. En 2022, este segmento generó 34 mil millones de dólares en ganancias gracias a empresas como Spotify, que registra alrededor de 200 millones de usuarios, y Apple Music, que sostiene el 15% del mercado a nivel global. 

Finalmente, el streaming ha generado un nuevo espacio para el consumo de información y entretenimiento. Ya sea con empresas de comunicación tradicionales o con nuevas compañías surgidas específicamente para generar contenido por streaming, se ha encontrado allí un lugar donde dialogar directamente con las audiencias. 

Si bien hay varias plataformas que posibilitan este uso, Twitch y Youtube predominan por sobre el resto. La primera, propiedad de Amazon, fue durante mucho tiempo un nicho para gamers y transmisión de videojuegos en vivo. Sin embargo, su uso se ha expandido y ya cuenta con más de 31 millones de usuarios activos. Además, el 72% de ellos tienen entre 18 y 34 años, por lo cual se posiciona en el segmento joven de la sociedad. Por su parte, Youtube aprovechó su base de 2 mil millones de usuarios mensuales y decidió sumar herramientas de transmisión en vivo para también competir en esa sección. 

La era del Streaming.
La era del Streaming.

Ventajas y beneficios 

El streaming permite distintas ventajas a quienes lo utilizan e implementan. Sin embargo, es importante enfocarse en cinco de ellas no solo para comprender su éxito, sino también para aprovecharlas a la hora de utilizarlo. 

La primera ventaja es que el streaming permite acceder a contenidos en cualquier lugar del planeta. Solo se requiere conexión a Internet y un dispositivo que reproduzca el video o el audio, lo que reduce exponencialmente las barreras de ingreso en comparación a otros formatos. 

El segundo beneficio es que la información se puede transmitir en tiempo real a costos más bajos. Solo con registrarse en alguna plataforma como Twitch o Youtube, lo cual suele ser gratuito, y contar con un dispositivo de transmisión, como puede ser un smartphone, se puede llevar a cabo esta acción. 

En tercer lugar se encuentran las ventajas para generar ingresos que permitan sostener un proyecto o vender publicidad en caso de ser un emprendedor o compañía con una base de usuarios amplia. Esto va ligado al cuarto beneficio, que es la promoción global de servicios o productos por costos menores a formatos tradicionales. 

Finalmente, se encuentra la posibilidad de generar un canal de comunicación directo y transparente con los usuarios o consumidores. La transmisión en vivo implica no poder realizar editados al contenido, algo que las personas suelen apreciar porque prefieren producciones sinceras, aun si son más desorganizadas o menos prolijas que otras. Por lo tanto, la honestidad es un factor clave a la hora de utilizar esta tecnología. 

Componentes en los que se apoya el streaming

Aunque parezca simple de implementar, el streaming es una tecnología que requiere de varios componentes para utilizarse correctamente. Esto se debe a que tiene tres procesos que ocurren de forma simultánea: la captación de la información, su transporte y su reproducción o consumo. Como esto sucede a nivel global gracias a Internet, la conexión es lo que sostiene a todos estos procesos, pero cada uno de ellos tiene componentes individuales a tener en cuenta.

Control 

Si bien la mayoría de los usuarios de streaming no lo saben, cuando utilizan una plataforma de este segmento están implementando un protocolo de control. El más conocido es el RTSP, con el cual se pueden abrir y cerrar canales de conexión al servidor donde se encuentra el contenido que se quiere reproducir. Es decir que al reproducir una película o al escuchar una canción lo que se hace es recuperar ese contenido alojado en el servidor y para lograrlo se implementa un control. Además, gracias a esto el servidor también puede avisar sobre nuevo contenido disponible cuando se aloja en él.

Transporte 

El transporte del contenido alojado en el servidor hacia el dispositivo del usuario también requiere de un protocolo, al cual se conoce como RTP o de tiempo real. Lo que permite este protocolo es la transmisión en vivo de esa información, ya sea un video o un audio, y su lanzamiento oficial se realizó en 1996. 

Secuencia de bits 

Al igual que toda la información que se distribuye por Internet, aquella que se relaciona con el streaming se empaqueta en secuencias de bits. Para lograr esto se ensamblan en un contenedor y en la actualidad existen distintos formatos que posibilitan esto, siendo Flash Video (FLV) uno de los más populares al complementarse con Adobe Flash Player.

Códecs 

Si se piensa en un audio o video como un conjunto de información empaquetada en un archivo, es necesaria una función algorítmica para poder comprimirlo y llevarlo desde un servidor hasta el usuario. Precisamente esa es la función de los códecs y su función es permitir la interpretación de ese paquete comprimido que no es otra cosa que un archivo multimedia. 

Cómo funciona el Streaming: tecnología y procesos 

Para realizar las transmisiones en vivo, el streaming utiliza la red de Internet, a diferencia de otros medios audiovisuales como la televisión que implementa ondas para codificar imágenes y sonidos y enviarlas a un receptor que las decodifica y reproduce. En cambio, el streaming utiliza distintos protocolos que agrupan datos en paquetes y los envían desde el servidor donde se aloja la información hasta el dispositivo que la recibe. 

Para que esto ocurra no se implementa un solo canal entre el servidor y el dispositivo. Además, como ocurre con protocolos de mails, cada paquete de información está etiquetado para que sea más fácil de recibir y reproducir en el destino. “La mayoría de los sitios de streaming utilizan capas TCP/IP (protocolo de control de transmisión/Internet) estándar en lugar de UDP (protocolo de datagramas de usuario) para transmitir contenido de un servidor a un dispositivo. El protocolo TCP/IP es más fiable para hacer llegar los paquetes de datos a donde deben ir y en el orden correcto”, explican desde la empresa AVG. Y suman al respecto: “Sin embargo, los sitios de streaming que se basan en UDP suelen ofrecer transferencias más rápidas. Netflix, Amazon Prime y Spotify utilizan TCP, mientras que YouTube usa una combinación de TCP y UDP”.

Para que todo esto ocurra de forma continua y la información se reproduzca correctamente, es crucial tener una buena conexión a Internet. De lo contrario, pueden ocurrir cortes o pausas que no generan una buena experiencia para el usuario. Se estima que la velocidad debe ser superior a los 2 mbps y entre mayor calidad de imagen se desee más velocidad se deberá implementar.

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Principales plataformas de streaming

La industria del streaming se ha convertido en un negocio multimillonario a nivel global. Se estima que en 2022 generó ganancias por 90 mil millones de dólares y se espera que esa cifra continúe en ascenso en los próximos años. A raíz de eso se observa una proliferación de plataformas que ofrecen estos servicios con el objetivo de quedarse con una porción de ese dinero. 

A mediados de 2023, la plataforma de streaming audiovisual más importante del mundo es Netflix con más de 238 millones de usuarios. A ella le siguen Amazon Prime, con 200 millones de usuarios, Disney+ con 146 millones de usuarios y Tencent Video con 124 millones de usuarios. Luego, también aparecen empresas como HBO, Paramount, Apple, AMC y Mubi que luchan para conseguir suscriptores pero que no logran superar los 100 millones y, en algunos casos, ni siquiera los 10 millones. 

En lo que respecta a audio, Spotify es la plataforma de streaming más popular con 350 millones de personas alrededor del mundo que la utilizan y 150 millones que pagan una suscripción. Por detrás de ella aparecen otros servicios como Amazon Music, que cuenta con 55 millones de usuarios y Apple Music que en algunos países puntuales tiene más usuarios que Spotify. 

Finalmente, otras plataformas como Twitch han ganado espacio y en la actualidad cuenta con más de 30 millones de usuarios mensuales. Si bien aún está por debajo de competidores con otros usos para el streaming, su crecimiento en los últimos meses ha sido destacado por los analistas de la industria. 

Principales dispositivos para consumir streaming 

De no tener un dispositivo con conexión a Internet, como puede ser una Smart TV, un Smartphone o una tablet, es preciso obtener otros tipos de dispositivos que permiten consumir streaming en televisores u otros dispositivos sin conexión.

A escala global, quizás el más conocido sea Chromecast, fabricado por Google. Es por lejos la opción más conocida del mercado y permite una compatibilidad con casi cualquier dispositivo. Solo requiere conectarse al televisor, realizar una conexión con un celular y ya se podrá reproducir el streaming desde la app de la plataforma. 

Para competir contra Google, Apple también lanzó al mercado un dispositivo similar cuya última versión es el Apple TV 4K 2022. Y algo similar ocurre con el Xiaomi Mi TV Stick. Todos estos artefactos cumplen con las mismas funciones y decidir por uno u otro depende de sus precios que varían entre los 20 y los 50 dólares según las versiones disponibles. 

Servicio de Internet para hacer streaming

Cualquier servicio de Internet permite hacer streaming ya que solo se requiere de la conexión con la plataforma. Sin embargo, la calidad de la transmisión dependerá mucho de la velocidad que se haya contratado y que sea la ofrecida por la empresa. 

De por sí, transmitir en una calidad de 360p o inferior no dará una buena experiencia al usuario porque la transmisión no será nítida. Por lo general se recomienda que la transmisión sea en 720p o superior. Para esa calidad, se requiere un mínimo de 2.5 Mbps de velocidad de carga. Si se pasa a 1080p, lo que se considera un Full HD, la velocidad de subida debe ser de 4.5 Mbps y si se llega a 4K, es decir Ultra HD, es necesario de 12 Mbps de subida. 

Por lo tanto, tanto si se quiere transmitir en streaming como consumirlo en vivo, se debe contar con un servicio de Internet que ofrezca velocidades acordes a la calidad de imagen. De lo contrario, pueden producirse errores en la transmisión y cortes que dificultan ambas acciones. 

Contenido en streaming: entretenimiento a la carta 

Si hay una característica muy valorada por los usuarios del streaming esa es la posibilidad de elegir qué contenido quieren consumir, cuándo quieren hacer y también cómo. Con las plataformas que utilizan esta tecnología ya no hay que ver la película que un canal de cable decide exhibir ni escuchar las canciones en la radio que un programador eligió. Ahora, cada individuo puede escoger por su cuenta y armar el repertorio como si fuese la carta de un restaurante. 

Aplicaciones para streaming 

En lo que respecta a aplicaciones para hacer streaming, en la actualidad existen múltiples opciones disponibles. Algunas son más conocidas que otras y también hay casos donde se ofrecen herramientas más interesantes para realizar las transmisiones. Por ese motivo, conocerlas aporta una ventaja a la hora de elegir cuál es la más conveniente. 

Sin dudas que Twitch es la plataforma de streaming más popular de la actualidad y más de 30 millones de personas la eligen para consumir contenido. Eso resulta una ventaja porque el público ya está en ella, pero, al mismo tiempo, la competencia es mayor. Además, para poder monetizar el contenido se deben cumplir ciertas cantidades de horas de transmisión y algunas reglas son muy estrictas, lo que resulta en baneos que perjudican a estas metas. 

Gracias a su gran base de usuarios, Youtube se ha impuesto como otra gran opción para realizar streaming. Su utilización es sencilla y fácil de realizar y la monetización, si bien no es elevada, existe. De todas formas, para lograrla se debe tener una gran base de suscriptores, por lo cual es necesario invertir mucho tiempo y recursos antes de lograrlo. 

Aunque no es una herramienta tan utilizada, Facebook Live también permite realizar transmisiones en vivo. Por un lado, presenta una ventaja para los usuarios que ya están dentro del ecosistema de Meta, empresa madre de Facebook, y al ser una red social con gran cantidad de usuarios, la distribución del contenido puede ser masiva. Sin embargo, el público dentro de Facebook suele ser demográficamente mayor al que tiende a consumir streaming, por lo que puede no ser la mejor opción en ese sentido. 

Streaming en vivo: la emoción de la transmisión en tiempo real 

Una de las cuestiones que generan que el streaming sea tan popular son las emociones que genera en tiempo real. La posibilidad de interactuar en sincronía es una opción que hasta el momento otros medios no tenían. Eso resulta muy atractivo para los usuarios que pueden manifestar sus opiniones sobre un tema o debate en el momento y ante la mirada de todos lo que están presenciando esa transmisión. 

Por lo tanto, lo emocional juega un rol sumamente importante en el streaming y no debe subestimarse. Por lo general, los streamers o generadores de contenido que suelen tener mayor éxito son aquellos que provocan emociones en su público y se comunican con ellos constantemente para sostener canales de comunicación fluidos y participativos. 

Retos y soluciones en el mundo del streaming 

Aun en un momento de extrema popularidad global y con millones de personas utilizando las plataformas, el streaming presenta varios retos como industria. El principal desafío se encuentra en la monetización del contenido con el objetivo de lograr resultados positivos y ganancias. Hasta el momento esto no ha sido logrado por las compañías y eso generó que en los últimos meses se buscaran distintas soluciones. 

Si bien todas las empresas suelen cobrar una suscripción a los usuarios, este modelo ha demostrado no ser suficiente para sostener las operaciones. Por ese motivo, se han realizado aumentos de precios en los paquetes en todas las regiones. Aunque tampoco se logró generar ganancias de esta manera, fue un buen comienzo para sanear las cuentas. 

En esa línea, otra solución que se empezó a implementar con fuerza es la incorporación de publicidad. Esta medida fue criticada, ya que el resultado es muy similar a la televisión por cable, pero varias empresas siguieron adelante con el objetivo de encontrar un modelo más sostenible en el tiempo. 

Finalmente, otro cambio establecido fue el límite a la acción de compartir contraseñas. Por lo general, las compañías permitían hacerlo entre varios dispositivos y personas, pero decidieron cortar con esa posibilidad porque desde una sola cuenta terminaban consumiendo el contenido múltiples personas. La meta de esta acción es sumar suscriptores y, por lo tanto, ampliar la base de ingresos mensuales. 

El impacto del streaming en la industria del entretenimiento 

Negar que las plataformas de streaming han tenido impacto en la industria del entretenimiento no tiene sentido. Su surgimiento y masividad han generado aspectos positivos y negativos para el sector y para otros formatos, aunque no dista mucho de otros procesos similares que ocurrieron cuando se lanzaron al mercado tecnologías previas. 

Las plataformas audiovisuales como Netflix, Amazon y Hulu, entre otras, son grandes productoras de contenido porque necesitan material nuevo constante para mostrar a sus espectadores y que estos decidan seguir abonando la suscripción. Por lo tanto, han tenido un impacto positivo en la generación de empleo. Sin embargo, también han provocado desafíos legales y gremiales que desataron debates entre los trabajadores por las condiciones laborales. Además, muchos creen que tuvieron un impacto en la caída de venta de tickets en los cines aunque esto es difícil de comprar ya que otros elementos pueden influir también, como el aumento en los precios de las entradas y el cambio de hábitos en los consumidores. 

Mientras tanto, aquellas plataformas de audio han posibilitado que miles de artistas y creadores de pódcast puedan difundir su contenido de forma global en un sistema sencillo y gratis de implementar. Esto les ha abierto las puertas a mercados internacionales que hace algunos años les habría sido imposible de acceder. Por otro lado, conseguir monetizar ese contenido es extremadamente difícil y muy pocos logran hacerlo. 

Por lo tanto, el impacto en la industria del entretenimiento de esta nueva tecnología ha sido grande. Tanto a favor como en contra de los modelos anteriores, del público y de los creadores de contenido. Sin dudas deberá trabajarse para encontrar escenarios de equilibrio entre todos los jugadores, al igual que ocurrió con el surgimiento de la radio, el cine o la televisión. 

El futuro del Streaming y las tendencias emergentes

Quizás una de las tendencias más fuertes dentro del streaming para el futuro es la implementación del sistema FAST, donde las plataformas son gratuitas pero contienen publicidad. Hasta el momento, dos de los ejemplos más populares de esta modalidad son Pluto TV y Mercado Play (propiedad de Mercado Libre) pero se espera que se imponga con rapidez en la industria. 

Por otro lado, con el ascenso de plataformas como Twitch, la transmisión en vivo de videojuegos y competencias gamer es otro segmento para tener en cuenta por su crecimiento. En 2023 se espera que estos streamings obtengan ganancias por 11 mil millones de dólares y que esa cifra se eleve a los 17 mil millones de dólares para 2027. Esto demuestra que la industria de los videojuegos está en expansión y el streaming acompaña y apuntala ese crecimiento. 

Finalmente, la interacción en las transmisiones en vivo serán otra tendencia marcada para el streaming. La posibilidad de dialogar y participar activamente es muy valorada por los espectadores. Por ese motivo, quienes realizan streams buscan formatos que les permitan explotar estas acciones porque al estar en contacto directo con su público logran una mayor fidelización. Esto vale también para las marcas y empresas, por lo que deben tenerlo en cuenta para obtener mayores beneficios de esta tecnología.

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Agustín Jamele
Redactor
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