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Flujo de caja: qué es, para qué sirve y cómo se calcula

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La liquidez es un indicador esencial del atractivo y la solidez de una empresa. ¿Cómo lograr un flujo de caja perfecto?

Publicado el 29 Sep 2023

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El flujo de caja es quizás la métrica financiera más importante para una empresa. De hecho, a menudo es precisamente la falta de liquidez la que pone en peligro la supervivencia de la empresa, decretando el éxito o, por el contrario, la crisis o incluso el fracaso de sus actividades.

En el mundo anglosajón, una frase que se oye a menudo en las organizaciones a este respecto es “Turnover is vanity, profit is sanity but cash is reality”, que suena más o menos como “El volumen de negocio es vanidad, el beneficio es cordura pero el efectivo es realidad”.

De hecho, no es infrecuente que una empresa, aunque genere grandes márgenes de beneficio, se encuentre en apuros de liquidez, por lo que no puede pagar impuestos, proveedores o empleados debido a un flujo de caja negativo.

La gestión optimizada de la tesorería es, por tanto, uno de los principales objetivos que debe perseguir el Director Financiero (CFO), no sólo en las grandes empresas, sino también en las pequeñas.

Qué es el flujo de caja

El flujo de caja indica los cambios positivos o negativos en la liquidez de la empresa que se producen durante un periodo de tiempo determinado, normalmente un año. También se denomina flujo primario después de impuestos. En la práctica, se obtiene como la diferencia entre el total de entradas y salidas de efectivo, y representa la cantidad de efectivo del que dispone la empresa en un momento dado de su vida.

Su valor se incluye en la contabilidad general, que recoge de forma sistematizada en el balance los intercambios económicos de la empresa con el exterior, representados en términos de costos e ingresos, con el objetivo final de definir el resultado de explotación.

flujo de caja que es

La balance es la piedra angular de ese control de gestión que pretende esquematizar los datos que se generan diariamente en la empresa como consecuencia de sus actividades, con el fin de hacerlos comprensibles a los responsables de la toma de decisiones empresariales y, al mismo tiempo, cumplir con las obligaciones fiscales.

Para qué sirve el flujo de caja

El flujo de caja es una medida de la capacidad de una empresa para financiarse sin tener que recurrir al endeudamiento. En la práctica, el análisis del flujo de caja es una de las principales herramientas de control de la administración financiera de la empresa, cuyo objetivo es optimizar la gestión de la tesorería conteniendo los costos de endeudamiento.

Si el Director Financiero es capaz de estimar con una buena aproximación los flujos de tesorería en una fecha determinada, podrá negociar a tiempo las coberturas necesarias para cubrir los déficits de liquidez. Pero también podrá prever usos más rentables de la liquidez actual, garantizando así la solvencia financiera de la empresa incluso ante imprevistos.

Fórmula para calcularlo

El flujo de caja se obtiene sumando los costos no monetarios – amortización de maquinaria e instalaciones, provisiones para riesgos futuros, indemnizaciones por despido o créditos incobrables – a los beneficios o pérdidas del ejercicio, y restando los ingresos no monetarios, como los activos por impuestos diferidos o la revalorización de las inversiones.

Diferencias entre el beneficio y el flujo de caja positivo

La capacidad de hacer frente a los pagos con liquidez suficiente suele considerarse una buena señal de la salud de una empresa. En el mundo de las finanzas, el flujo de caja es un indicador esencial del atractivo de una empresa para los inversores, mucho más que el volumen de negocios, por ejemplo, o el beneficio. Todas estas magnitudes son importantes a su manera para comprender los resultados de una empresa. La cifra de negocios representa el importe total de las ventas en un periodo de tiempo determinado.

El beneficio es el resumen de los movimientos económicos realizados durante un año o ejercicio. Se obtiene como la diferencia entre ingresos y gastos, independientemente de los movimientos monetarios que estas transacciones hayan generado. Si el saldo es negativo, la empresa habrá tenido pérdidas en el ejercicio; en caso contrario, beneficios en el ejercicio.

El beneficio no tiene en cuenta, por tanto, el pago efectivo de los costos incurridos ni el cobro real de las ventas realizadas, que pueden no coincidir con los costos e ingresos reconocidos en el periodo debido a aplazamientos y pagos pendientes.

calcular flujo de caja

Por lo tanto, el beneficio no debe confundirse con el flujo de caja positivo, que muestra la cantidad de recursos financieros netos generados durante el periodo. Una empresa puede tener un beneficio positivo pero encontrarse en deuda de liquidez o, por el contrario, tener una buena liquidez pero operar con pérdidas.

Los peligros del flujo de caja negativo

Si bien es cierto que el principal objetivo de la empresa es ser rentable, es decir, que la diferencia entre ingresos y costos de producción sea siempre positiva, también lo es que el Director Financiero tiene que lidiar a diario con aplazamientos y retrasos en el pago de facturas. Todos ellos son acontecimientos que posponen la entrada de efectivo de una venta que puede haberse registrado ya como ingreso hace algún tiempo. Por lo tanto, una empresa que no planifique cuidadosamente sus flujos de tesorería puede encontrarse en situaciones de iliquidez que lleguen incluso a poner en peligro su propia supervivencia.

Un flujo de caja negativo genera que las empresas no puedan ser solventes, hacer frente a sus compromisos financieros y, de esta forma, se pone en jaque la supervivencia del negocio. Producto de las crisis constantes que vive Argentina, con una inflación galopante, es común que las empresas locales, pequeñas, medianas y grandes, deban enfrentarse a esta situación.

Esta coyuntura, sostenida en el tiempo, suscita quiebres y cierres. Según un informe elaborado por Fundación Mediterránea sugiere que, en enero de 2020, habían  533.000 MiPymes en Argentina. Tres años más tarde, en enero de 2023, cerraron 12.000 empresas de esa envergadura. Esto implica 80 empresas menos por semana en todo el período.

Falta de liquidez

Un flujo de caja negativo es un indicio de que la empresa es incapaz, aunque sea temporalmente, de hacer frente a los pagos con su propia liquidez. Esta situación puede darse -y suele darse- en la fase inicial de una nueva empresa.

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Una vez alcanzado el punto de equilibrio, es decir, cuando el volumen de negocio es suficiente para cubrir los costos de producción, la gestión financiera debe tener como objetivo no sólo garantizar la capacidad de remunerar adecuadamente a los inversores de la empresa, sino también crear recursos “líquidos” que puedan utilizarse para hacer crecer el negocio.

Una planificación y gestión cuidadosas de las entradas y salidas de efectivo son, por tanto, esenciales para garantizar ese “respiro financiero” que permita a la empresa sostener su actividad de la mejor manera posible sin endeudarse en exceso.

Tipos de Flujo de Caja

El flujo de caja puede dividirse idealmente en tres componentes básicos: flujo de caja operativo (FCFO), flujo de caja para la empresa (FCFF) y flujo de caja disponible para los accionistas (FCFE). Veámoslos con más detalle.

Operativo (FCFO)

El flujo de caja de operativo es una medida del flujo de caja generado o consumido como resultado de las principales actividades de una empresa. Para calcularlo, se parte del resultado de explotación (EBIT, Earning Before Interests and Taxes), es decir, el beneficio después de impuestos y gastos financieros, que se obtiene restando al valor total de los bienes y servicios vendidos todos los gastos incurridos para producirlos.

Todos los costos no monetarios (depreciación, amortización, indemnización por despido y otras provisiones) y el saldo de la diferencia entre créditos y débitos devengados se añaden al EBIT.

Chief Finance Officer

Para el negocio (FCFF)

El flujo de caja libre para la empresa (también denominado flujo de caja libre no apalancado) representa la tesorería disponible para los inversores. Se obtiene deduciendo los impuestos y gastos pagados durante el periodo de referencia del capital circulante neto, es decir, el saldo de los activos y pasivos de explotación. En la práctica, es la cantidad que se distribuye entre los titulares de acciones y obligaciones de la empresa y es un indicador clave de la estabilidad financiera y la rentabilidad de la empresa.

Disponible para los accionistas (FCFE)

El flujo de caja libre a disposición de los accionistas (FCFE, también llamado flujo de caja libre apalancado), por otra parte, mide la cantidad que puede distribuirse a los accionistas tras deducir los gastos de explotación, los impuestos, los reembolsos de deuda y añadir el valor de la nueva deuda contraída del beneficio neto.

Cómo gestionar mejor el flujo de caja de tu empresa

La dirección de la empresa debe aspirar a un flujo de caja positivo. En efecto, con la liquidez adecuada, la empresa puede pagar sin problemas los impuestos, a los proveedores y a otros acreedores, así como a los empleados. Y, por qué no, tal vez incluso realizar inversiones adicionales para apoyar el crecimiento del negocio.

En Argentina, pese a las dificultades económicas, la tasa de inversión por parte de las empresas alcanzó niveles se acercó a niveles récord en el 2022, muy parecido a lo que había sucedido entre el 2008 y 2017. Según analistas de Bloomberg Línea, este auge se dio por la necesidad de las empresas de desprenderse de los devaluados pesos argentinos. Según la consultora EcoGo, en términos históricos, la tasa de inversión en Argentina aún se mantienía alta hacia finales del año pasado, estando en 22,4% del PBI.

flujo de caja

¿Cómo se puede gestionar la tesorería de forma más eficaz? Hay ciertos trucos que permiten al Director Financiero mejorar la liquidez de la empresa mediante una cuidadosa planificación del flujo de caja. Parten del cálculo periódico del resultado de explotación, obtenido a partir de la diferencia entre el activo y el pasivo a corto plazo, y realizan los ajustes oportunos. He aquí los principales.

Aplicar estrategias eficaces de gestión de riesgos

Identificando y controlando los riesgos empresariales (Gestión de Riesgos), es posible prevenir posibles escenarios de iliquidez. Esto puede hacerse, por ejemplo, evaluando el impacto de la estacionalidad de las ventas o la incertidumbre económica relacionada con inversiones pasadas.

Gestión de los retrasos en los pagos

Es una buena práctica llevar un registro de todas las prórrogas de pago concedidas y programarlas de modo que los flujos de cobro sean constantes en el tiempo. También es aconsejable asumir en el cálculo del flujo de caja un porcentaje de pagos pendientes, es decir, pagos que muy probablemente nunca se cobrarán. De este modo, se evitarán sorpresas desagradables.

Actualizar periódicamente las previsiones presupuestarias

El presupuesto es el documento que indica la previsión de la situación financiera y económica al final de un periodo. Generalmente su horizonte temporal es de un año, con previsiones de detalle mensuales o trimestrales. Su fiabilidad aumenta a medida que pasa el tiempo y nos acercamos al plazo indicado, porque las previsiones que contiene se sustituyen por datos reales. Por eso es importante actualizar la previsión periódicamente para garantizar una estimación del flujo de caja lo más fiable posible.

Calcular cuidadosamente la amortización de las instalaciones, la maquinaria y los bienes

Una gestión cuidadosa del índice de obsolescencia técnica de las instalaciones y la maquinaria evitará depreciaciones masivas al final de su vida útil, que podrían penalizar el flujo de caja. Del mismo modo, una buena planificación de las existencias evitará que se agoten sin inmovilizar excesivos recursos en el almacén.

Equipate con tecnología para gestionar el flujo de caja con antelación

Existen en el mercado programas informáticos muy eficaces para reducir o eliminar el riesgo de flujo de caja. Son soluciones que se integran con los sistemas de gestión y banca a distancia, calendarios y presupuestos para ofrecer al director financiero la posibilidad de optimizar la gestión financiera y, al mismo tiempo, contener los gastos asociados.

Herramientas para optimizar la gestión financiera

Existen herramientas digitales que permiten estimar con mucha antelación los flujos de caja de la empresa, basándose en la previsión de cobros y pagos, vencimientos y compromisos fuera de balance. Estos sistemas ofrecen una visión sintética de la situación financiera, deducida del análisis de los vencimientos ciertos y previstos, pero también de la posición de caja, deducida a partir de los movimientos previstos, los saldos en divisas y los descubiertos disponibles. De este modo, será posible no sólo reducir la carga de los gastos financieros, sino sobre todo garantizar que la empresa disponga siempre de liquidez suficiente para hacer frente a sus compromisos.

Conclusión

El flujo de caja se revela como una herramienta fundamental para el éxito financiero de cualquier empresa en Argentina. En un contexto económico donde la incertidumbre y los desafíos son moneda corriente, contar con una gestión sólida de efectivo se convierte en un factor determinante para la supervivencia y el crecimiento de los negocios.

Como hemos explorado a lo largo de este artículo, el flujo de caja no solo permite anticipar dificultades financieras, sino que también brinda la capacidad de aprovechar oportunidades estratégicas, tomar decisiones informadas y construir bases sólidas para el futuro. Aquellas empresas que comprendan y prioricen la importancia del flujo de caja estarán mejor preparados para navegar las aguas turbulentas y alcanzar el éxito empresarial.

En última instancia, el flujo de caja no solo es un número en un estado financiero, sino la brújula que guía a las empresas hacia la prosperidad en el competitivo y dinámico mercado argentino.

Prohibida su reproducción total o parcial.

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Annalisa Casali
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